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Reportaje:La sostenibilidad del Estado de bienestar | 8. EMPLEO Y PRODUCTIVIDAD. LAS RELACIONES LABORALES

La negociación colectiva requiere sencillez y claridad

FMI, sindicatos y empresarios creen que los convenios necesitan cambios

Manuel V. Gómez

Cuesta creerlo, pero es así. Sindicatos y Fondo Monetario Internacional (FMI) coinciden. La economía española necesita hacer cambios en la negociación colectiva. "Tiene más potencialidad que cualquier pretendida reforma laboral", ha declarado el líder de CC OO, Ignacio Fernández Toxo, más de una vez. "Es urgente", proclamó el FMI en su último documento sobre España. Hasta aquí llegan las coincidencias.

Empresarios y sindicatos llegaron en febrero al acuerdo de sentarse pronto a hablar para modificar la negociación colectiva en seis meses. Ambos observan en ella mecanismos para impulsar la anhelada flexibilidad interna en las empresas. Pero será difícil que cumplan el plazo que se marcaron. Las eternas y hasta ahora improductivas conversaciones para reformar el mercado de trabajo, que hasta el momento ha dejado fuera gran parte de este aspecto de las relaciones laborales, ha engullido todas las energías de los agentes sociales.

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"El problema está en la gran atomización", apunta Toni Ferrer, secretario de Acción Sindical de UGT. En cambio, el FMI pide que los convenios se limiten básicamente a lo que pacten trabajadores y patronos en el seno de las empresas para que las compañías puedan adaptarse a las situaciones adversas con más facilidad.

La negociación colectiva en España da cobertura en torno al 80% de los asalariados (casi 12 millones de trabajadores en 2008, el último ejercicio con datos definitivos). Se divide en tres tipos de convenios -sectorial, provincial y de empresa- que se superponen y solapan.

Ferrer pide clarificar las materias que hay que tratar en cada uno de los niveles, acercando al ámbito más cercano las materias más delicadas como el horario o el salario. Otras más generales -igualdad o seguridad e higiene en el trabajo- quedarían para los ámbitos superiores de negociación.

"Sobra el nivel provincial", propone contundente Fabián Márquez, abogado laboralista y tradicional negociador de la CEOE, para simplificar la negociación colectiva. Una vez hecho este cambio, el siguiente paso sería acabar con la vigencia de los convenios de empresa más allá del periodo para el que fueron pactados. En opinión de Márquez, esto agilizaría la negociación y sería un instrumento mucho más eficaz para que las empresas pudieran adaptarse a la realidad económica de cada momento. Claro que esta propuesta encuentra el rechazo frontal de las centrales.

Una de las peculiaridades de la negociación colectiva en España respecto a otros países es la vinculación entre los salarios y la inflación a través de las cláusulas de salvaguarda, que afectan a un 75% de los trabajadores protegidos por la negociación colectiva. Tanto el FMI como el Banco de España han pedido reiteradamente acabar con ellas porque, en su opinión, acaban por impulsar la inflación y minan la competitividad de las empresas. Para estos organismos la actualización de los salarios debería estar mucho más vinculada a la productividad que a los precios.

Valeriano Gómez, ex secretario general de Empleo, rechaza esta teoría. Para él, el modelo habitual de actualización de salario que se usa en España (subida anual de acuerdo con la inflación prevista y revisión posterior con la cláusula de salvaguarda) ha contribuido a mejorar el margen de beneficio empresarial.

Y para demostrar sus palabras pone encima de la mesa los datos de reparto de las rentas de la economía española en los años de crecimiento. La participación de los salarios en la riqueza nacional entre 1997 y 2007 perdió 2,5 puntos. En el mismo periodo, los beneficios empresariales aumentaron.

Sobre la firma

Manuel V. Gómez
Es corresponsal en Bruselas. Ha desarrollado casi toda su carrera en la sección de Economía de EL PAÍS, donde se ha encargado entre 2008 y 2021 de seguir el mercado laboral español, el sistema de pensiones y el diálogo social. Licenciado en Historia por la Universitat de València, en 2006 cursó el master de periodismo UAM/EL PAÍS.

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