La resaca de la rebaja de calificación acerca la prima de riesgo a máximos
La Bolsa cedió casi el 11% en mayo, la mayor caída mensual desde octubre de 2008
Siempre nos quedará Moody's. A finales de 2004, España consiguió que las tres grandes agencias de calificación -Standard & Poor's (S&P) Moody's y Fitch- otorgaran la máxima nota de solvencia a la deuda pública, como en los casos de Alemania y EE UU. Solo Moody's (y solo por ahora) mantiene la triple A, que indica que la probabilidad de suspender pagos es nula, aunque el mercado ya da por hecho que España está muy lejos de ese nivel. Fitch retiró la máxima calificación en la tarde del pasado viernes y la resaca no desapareció durante el fin de semana: la prima de riesgo de España (el diferencial entre el bono español a 10 años y el alemán) se encaramó hasta cerca de máximos, y la Bolsa española cedió el 0,7%, pese a las subidas de la mayoría de los parqués de Europa.
El Ibex cerró mayo con un retroceso cercano al 11%. Se trata del peor mes en Bolsa desde octubre de 2008, y de un mayo pésimo también en lo relativo a la deuda soberana. "La economía española reúne casi todos los requisitos posibles como para que los mercados la penalicen", resumió Pablo Guijarro, de AFI.
Ese sentimiento negativo obedece al elevado endeudamiento, a las incertidumbres relacionadas con el sector bancario y a los niveles de paro, pero sobre todo a las dudas que despierta el horizonte de crecimiento a medio plazo de la economía española, condenada -al menos por los inversores- a un largo periodo de estancamiento. Y esas dudas se trasladan al conjunto de la eurozona: a diferencia de Grecia y Portugal, los países más señalados por la crisis fiscal, el tamaño de la economía española aumenta el peligro sobre el conjunto de Europa. El Banco Central Europeo (BCE) salió ayer en defensa de la economía española y aseguró que la bajada de la calificación crediticia era "parcialmente esperada" en los mercados (lo que de paso deja en serio peligro la triple A de Moody's), pero sobre todo indicó que España no representa un riesgo para la estabilidad financiera de la zona euro, según su vicepresidente, Lucas Papademos. "La situación de España, que mantiene una nota muy alta, es diferente de la de Grecia, cuya calificación es mucho más baja, lo que refleja también diferencias en la magnitud y naturaleza de su problema fiscal", dijo.
La presión sobre España podría ser aún más elevada: el BCE ha destinado ya un total de 35.000 millones de euros a la adquisición de deuda pública de los países miembros de la zona euro, según informó ayer la entidad. Y sin embargo, las compras se han desacelerado y varios miembros del consejo aseguraron ayer que el eurobanco "debe dejar de adquirir deuda pública lo más rápidamente posible", explicaron Mario Draghi y Axel Weber, precisamente los dos máximos candidatos a suceder a Jean-Claude Trichet en la presidencia del BCE.
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