Jefes policiales de EE UU censuran la ley de Arizona
El fiscal general de Obama se reúne con comisarios de grandes ciudades
Preocupados por las repercusiones negativas en la lucha contra el crimen que pueda tener la nueva ley antiinmigración dictada en Arizona , un grupo de comisarios de policía de ciudades tan representativas como Los Ángeles, Houston, Filadelfia, Tucson o Phoenix, entre otras, se reunieron el miércoles en Washington con el fiscal general del Estado, Eric Holder. En opinión de estos jefes de policía, la nueva ley intimidará a las víctimas y a los testigos de crímenes que residan en EE UU sin papeles y obligará a las fuerzas de seguridad a desviar recursos y sustraerlos de la investigación de delitos más importantes.
"Esta ley no va a aumentar la seguridad ciudadana", dijo Charlie Beck, comisario de la policía de Los Ángeles. "Lo que va a hacer esta ley es mucho más difícil nuestro trabajo", puntualizó Beck. Ese era el sentir general antes del inicio de la reunión con Holder en el Departamento de Justicia: que el crimen aumentará si la ley entra en vigor en Arizona. O en cualquier otro Estado.
La coalición formada por estos jefes representa el mayor grupo de fuerzas del orden que se define contrario a la medida que se pondrá en práctica el 29 de julio. "Todos nosotros nos oponemos a esta ley", prosiguió Beck. "No soluciona el problema de la inmigración, solo desvía nuestros ya de por sí mermados recursos", informó Jack Harris, responsable de la policía de Phoenix (capital de Arizona). "El sistema migratorio está roto", aseguró Harris. Consciente del problema que existe en la frontera -ya sea inmigración ilegal o tráfico de drogas-, el presidente de EE UU ordenó el martes el envío a la frontera con México de 1.200 efectivos de la Guardia Nacional , que se sumarán, con fecha desconocida, a los 340 ya existentes en el suroeste del país.
Pero si bien es cierto que entre quienes expresaron sus temores a Holder estaban el comisario de Phoenix y el de Tucson, Roberto Villasenor, no todos los representantes de la ley son de la misma opinión en Arizona. El sheriff del condado de Maricopa -barrio periférico de Phoenix-, Joe Arpaio, es un ardiente defensor de la ley que proclama la caza de los inmigrantes ilegales. En Arizona, se estima que existen unos 460.000 sin papeles.
A finales de abril, y por primera vez en la historia de EE UU, se firmaba en Arizona una ley que permite a la policía detener y castigar a un ciudadano por el simple hecho de ser un inmigrante ilegal. La medida está teniendo múltiples consecuencias -el sábado hay una llamada a la desobediencia civil en ese Estado- y está cargada de un extraordinario simbolismo en un país en el que, a diferencia de lo que ocurre en gran parte de Europa, la policía no tenía autoridad para pedir papeles a nadie, a menos que la persona en cuestión fuera sospechosa de haber cometido algún delito. El hecho de que en EE UU no exista documento de identidad obligatorio complica aún más la situación, ya que la única manera de que los inmigrantes pueden probar su legalidad es portando consigo su pasaporte con un sello de entrada impreso en regla.
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