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Sarkozy convenció a Zapatero para aplazar la cumbre euromediterránea de Barcelona

Miguel González

El ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, se resistió hasta el último minuto, consciente de que la cumbre de la Unión por el Mediterráneo (UPM), prevista en Barcelona para el 7 de junio, era su gran apuesta personal, pero al final no tuvo más remedio que tirar la toalla. El presidente francés, Nicolas Sarkozy, se lo adviritió al español José Luis Rodríguez Zapatero, con quien se entrevistó en Madrid el pasado día 18: la cita de la capital catalana podía ser contraproducente; no sólo para el proceso euromediterráneo nacido en París en julio pasado, sino para la propia situación de Oriente Próximo, ya que dejaría en evidencia la división entre árabes y palestinos e incluso entre los mismos árabes.

A la posibilidad de que hubiera una abultada lista de ausentes (sólo Argelia había hecho saber que no acudiría, aunque de forma extraoficial), se unía el riesgo de que la cumbre fuera escenario de desplantes y gestos inamistosos entre los mandatarios. Siria y Líbano eran los más duros, pero los demás países árabes no les iban a la zaga. "A Netanyahu, ni agua", era su consigna. Al menos hasta que demuestre que está dispuesto a hacer concesiones, como paralizar la construcción de asentamientos.

Lo de ni agua era literal. La conferencia sobre gestión del agua, celebrada en Barcelona en abril, fracasó porque Israel se negó a aceptar la denominación de "territorios ocupados" en la declaración final. La diplomacia española se movilizó y logró in extremis que Israel diese su brazo a torcer, a cambio de otras contrapartidas. "Demasiado tarde", contestaron los árabes.

La presencia del jefe de la diplomacia israelí, el ultraderechista Avigdor Lieberman, era un obstáculo añadido. Los árabes se negaban incluso a sentarse en torno a la misma mesa. España optó por suprimir la reunión de ministros de Exteriores, prevista la víspera de la cumbre. Pero Netanyahu no quiso aclarar si incluiría a Lieberman en su delegación oficial.

Tras hablar con Sarkozy y el presidente egipcio Hosni Mubarak, Zapatero acordó aplazar la cumbre hasta la tercera semana de noviembre. Para entonces, habrán concluido los cuatro meses de plazo que se han dado a las conversaciones indirectas entre israelíes y palestinos. Si tienen éxito, habrá cumbre. Si no, eso será lo menos grave de todo.

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Sobre la firma

Miguel González
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.

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