Terrorismo y polémica en La Croisette
Conmoción en la cita por el fascinado filme de Assayas sobre Ilich Ramírez 'Carlos'
Todo en el Carlos de Olivier Assayas es grande: empezando por su duración (cinco horas y media), siguiendo por su calidad (avalada por una extraordinaria acogida de la crítica destacada en el Festival) y terminando por su capacidad de generar controversia en una caja de resonancias tan brutal como es Cannes (por un lado, la reapertura del eterno debate sobre el cine y sus formatos y, por otro lado, los ingredientes extracinematográficos de la película, como los intentos de los abogados de Ilich Ramírez de bloquear el estreno del filme o las acusaciones contra Assayas de ser un cineasta fascinado ante la personalidad y la estela de un terrorista sin remedio).
Olivier Assayas, antiguo crítico de cine en las páginas de Cahiers du Cinéma, trajo ayer a la sección oficial (fuera de concurso) un fresco de 333 minutos sobre la vida, milagros y ríos de sangre del ciudadano Ilich Ramírez Sánchez, alias Carlos y alias El Chacal (encarnado por el actor venezolano Edgar Ramírez).
Algunos se oponen a su inclusión en la sección oficial por su duración
El propio Ramírez ha intentado bloquear el estreno de la película
Pero su estruendoso paso por Cannes no sólo ha tenido que ver con su calidad cinematográfica. Ya antes del certamen, y nuevamente desde su inicio, fueron numerosas las voces que pusieron en tela de juicio la presencia de una película así en la sección oficial.
Eso de "una película así" tiene su miga... porque lo cierto es que Carlos no es una película, sino una serie de televisión. De hecho, se da la insólita circunstancia de que ayer mismo, a las nueve menos cuarto de la noche, apenas tres horas después del final de su proyección íntegra en la colosal pantalla del Grand Théâtre Lumière en presencia del equipo de la película, Canal Plus Francia emitió la primera parte de la serie. Esta naturaleza televisiva del producto es lo que sin duda alguna ha privado a Olivier Assayas y al actor Edgar Ramírez de optar a algún premio en el palmarés del próximo domingo. Este último comentaba ayer, en una entrevista con el diario Libération, que sus dos modelos para componer el personaje han sido "el Marlon Brando de Un tranvía llamado deseo y el rey Carlos V por su fascinante manera de ejercer el poder".
Lo ocurrido días atrás y ayer mismo en Cannes constituye un contexto perfecto para el debate sobre qué tipo de producciones y cuáles no deben tener acceso a un gran festival de cine como Cannes, Venecia o Berlín. Por otra parte, Assayas y el productor Daniel Leconte se han cuidado muy mucho de elaborar otro montaje distinto al proyectado ayer en Cannes: dos horas y media, destinado a su estreno en salas de cine. De hecho, Marin Karmitz, el gran Rey Midas de la exhibición en Francia, ya ha hecho saber su intención de llevar Carlos a su circuito de salas.
El otro gran ingrediente de la controversia en torno a Carlos procede del tratamiento que el guión escrito por Assayas y por el novelista francés Dan Franck confiere al personaje de Ilich Ramírez, un tipo nacido en Caracas en 1949, hijo de un adinerado abogado marxista. Ha sido el propio Assayas quien ha reconocido cierta pulsión de fascinación personal por el personaje, "alguien a menudo llevado por el destino y que no pudo hacer nada para evitarlo", y quien ha asumido frontalmente que se le pueda llegar a tachar de "complaciente" por su retrato de un criminal de la peor especie.
Desde la prisión parisiense de La Santé -donde cumple cadena perpetua por el asesinato de tres policías en París en 1975- el propio Ramírez ha intentado a través de sus abogados bloquear el estreno, por considerar que el guión es "una demolición" de su persona "de principio a fin". No lo ha conseguido. Y Cannes ha extendido la alfombra roja bajo esta hagiografía cinematográfico-televisiva.
Babelia
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