Rafael Correa arenga a los ecuatorianos de Madrid en tiempos de crisis
El presidente se reúne con 800 compatriotas para insuflarles ánimo y cercanía
"Señoras y señores, Patria... está a punto de ingresar el exceléntisimo presidente de la República de Ecuador" y casi 800 ecuatorianos se levantaron entusiasmados de sus butacas en el salón de actos de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense para recibir como un héroe a su presidente, Rafael Correa, lo más cercano y tangible que tienen ahora de su país y la respuesta a sus inquietudes, que en estos tiempos que corren, son muchas.
El presidente de Ecuador aprovechó su visita a España con motivo de la VI Cumbre EU- América Latina y Caribe para acercarse a sus compatriotas, la segunda comunidad extranjera más numerosa de la región, con más de 133.000 personas. Los que ayer asistieron al acto querían a su presidente, ("es el mejor que hemos tenido", repetían) y sobre todo buscaban en él un bálsamo para las escoceduras de la crisis, que se ceba con los inmigrantes.
"Los inmigrantes no pueden ser desechables en los momentos malos"
En Madrid hay 133.000, son la segunda comunidad extranjera
"¿Nuestro gobierno está preparado o tiene algún plan para un posible retorno masivo de compatriotas?", podía leerse en la enorme pantalla que reflejaba las preguntas de los asistentes vía mensaje de texto. Quien la escribió era Caterina Jaramillo que con 34 años y su marido en paro desde hace cuatro meses teme no poder pagar su hipoteca. Querrían volver a su país. No saben si podrán y si cuando vuelvan les embargarán los bancos españoles sus propiedades en Ecuador, un rumor extendido como la pólvora en toda la sala. "Pero, por favor, compañeros, eso es imposible y aunque lo fuese nunca ocurriría. Quién está extendiendo esa barbaridad?", exclamó Correa en el turno de preguntas, muy cercano y aplaudido durante todo el encuentro. "¡El banco, el banco!", le contestaron sus compatriotas.
Los ecuatorianos compartían las mismas preocupaciones: qué alternativas energéticas tiene su país para dejar de depender de los hidrocarburos, de qué se ha hablado durante la cumbre, el desempleo, un posible retorno y el conflicto indígena. "Yo le animaría intervenir para que deje de derramarse sangre indígena en la selva por el reparto de nuestras tierras. Nos estamos matando entre nosotros y nadie se da cuenta", comentaba Mario Cuji Guchinga, secretario del Centro de Culturas Yachac en Getafe. Guchinga porta un tocado de plumas -tawasamba- multicolor procedente del pecho del tucán, "un tesoro", con el que sus ancestros pagaban cuando carecían de oro. Ha viajado por medio mundo y no se lo quita. "Queremos mostrar nuestra cultura, nuestra comida, nuestra lengua...".
El discurso del presidente y economista Correa fue una auténtica arenga para sus compatriotas, una llamada al trabajo, a la calma ante las dificultades y al optimismo, pero también una reivindicación, que lanzó la ministra de la Secretaría Nacional del Migrante, Lorena Escudero, "los migrantes no pueden ser mano de obra desechable en momentos de crisis y ser utilizados en momentos de bonanza".
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