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Reportaje:

Aprender por placer

El Instituto de Estudios de Ocio de la Universidad de Deusto oferta cursos para todas las edades - 780 alumnos han pasado por sus aulas

Gloria Díez, leonesa de 83 años y madre de siete hijos, volvió a estudiar hace más de una década por animar a una amiga que lo estaba pasando mal. Después de toda una vida "priorizando su familia a su profesión" -es licenciada en Ciencias Químicas por la Universidad de Salamanca-, esta enérgica mujer decidió matricularse en el Instituto de Estudios de Ocio de la Universidad de Deusto. Fue una de las alumnas de la primera promoción del graduado universitario en Cultura y Solidaridad y desde entonces no ha parado. Este año cursa Grandes Religiones del siglo XXI.

Estos estudios se completan en tres años y constan de cuatro asignaturas obligatorias por curso -Derechos Humanos, Cultura y Cristianismo, Salud Integral-, y dos optativas -Géneros musicales, Grandes textos de la Literatura, Cine-. Además existen las denominadas asignaturas específicas, que se actualizan periódicamente, como Famosos y derechos, que arrasa entre los alumnos, y consiste en analizar sentencias referentes a la protección del honor y la dignidad de los personajes del mundo rosa. Pero los temas son muy diversos, ya que también estudian los Estatutos de autonomía. "En esta universidad enseñas pero también aprendes. Es gente con experiencia, respetuosa y muy motivada", se enorgullece Ricardo Aldama, profesor de Pintura.

Gloria Díez, de 83 años, volvió a estudiar hace once por ayudar a una amiga
"En esa facultad enseñas, pero también aprendes", dice un profesor

Uno de los estudiantes de la última promoción de esta titulación es José Luis Anzola, de 71 años, licenciado en Empresariales y ex responsable financiero de una empresa de ingeniería. Una vez jubilado, decidió llenar el "vacío" que la obligada falta de actividad laboral le había reportado. Durante los tres años que estudió en Deusto descubrió una "nueva universidad", ajena a la de "nuestra época, con profesores estilo Pedro El Cruel". Muy al contrario, lo que José Luis encontró fueron docentes "entusiastas y muy preparados" que les proporcionaron un "entretenimiento de calidad".

Tan satisfactoria fue la experiencia que José Luis se ha apuntado a otro de los cinco cursos que oferta la centenaria universidad. Se trata de Aprender viajando, que ha llevado a este bilbaíno al Museo de El Prado cuatro veces en un año. "Te vuelves casi experto", cuenta con una sonrisa. Otros destinos programados son Pompeya, Berlín y Marruecos. También es posible asistir a clases para disfrutar de la oferta cultural bilbaína o cursar disciplinas monográficas sobre psicología, estética o literatura.

Por este Instituto de Estudios de Ocio han pasado ya 780 personas. No hay exámenes ni la consiguiente presión, aunque los titulados deben realizar varios trabajos a lo largo de la carrera. Tampoco importa la edad del alumno ni su formación previa. "Son clases heterogéneas a las que acuden personas en distintos momentos de su vida. Hay quienes lo usan como vía de escape o para encontrar otro círculo de amigos", explica la Coordinadora de Programas de Formación Permanente, Yolanda Lázaro. Sí, amigos, porque buena parte de los alumnos se reúne una vez acabado el curso para comer. Otro centenar ha creado una asociación. El 2 de junio habrá una jornada informativa.

De izquierda a derecha, José Luis Anzola, Yolanda Lázaro, Gloria Díez y Ricardo Aldama.
De izquierda a derecha, José Luis Anzola, Yolanda Lázaro, Gloria Díez y Ricardo Aldama.Fernando Domingo-Aldama

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