20.000 euros en la cajetilla
El año pasado, la policía británica filmó a una mujer cuando salía de su casa llevando bajo el brazo una caja de cereales. Su aspecto era el de alguien incapaz de matar a una mosca, ¿por qué entonces ese interés de la pasma por registrar sus pasos para hacer una película? Por la caja de cereales. Aquella dama llevaba dentro de ella 300.000 euros en billetes de 500. El cachivache apenas superaba el kilo de peso y el dinero procedía del diligente trabajo de 13 miembros de una banda de delincuentes. Es un caso más, pero los hay por millares en Reino Unido.
Para ser exactos, el 90% de las transacciones que hacen allí criminales, bandas de narcotraficantes y expertos en lavado de dinero las realizan con billetes de 500 euros. Así que las casas de cambios han dejado de dispensarlos. Es una manera de no facilitarles las cosas a los forajidos. Si se empecinan en delinquir, por lo menos que carguen con el auténtico peso de sus correrías.
Pocos meses después de que arrancara el euro en el año 2000, había en Colombia no ya cajas de cereales sino contenedores enteros con estos billetes morados. Y aquello tenía que ver más con el narcotráfico que con el gusto de los latinoamericanos por lo kitsch. En España se ha visto en los últimos meses cómo ha bajado la circulación de este tipo de billetes, y eso es así por la crisis inmobiliaria. El ladrillo ha sido un sector propicio al fraude fiscal y a las operaciones con dinero negro.
La medida tomada estos días en Reino Unido no prohíbe la circulación de esos billetes -a los que bautizaron como los Bin Laden, pues muchos han oído hablar de ellos pero son muy pocos los que los han visto-, sólo evita que las casas de cambio de divisas los suministren a sus clientes. Es un paso que han celebrado, por ejemplo, los técnicos del Ministerio de Hacienda español, pero resulta a todas luces insuficiente.
Y es que, para ser eficaz, debería prohibirse que estos billetes circularan por todos los países de la zona euro. No hay que olvidar que su mayor virtud es precisamente esa: la de poderse transportar con mucha facilidad. En una cajetilla de cigarrillos entran 20.000 euros en billetes de 500. Así que las mafias han hecho una recomendación a sus secuaces: rellenen cualquier caja, ¡y corran!
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