El 'strip-tease' lúdico de Philippe Decouflé

Philippe Decouflé, el inquieto coreógrafo y gran prestidigitador de la danza francesa de los ochenta, sigue siendo un niño a sus 48 años. Cada montaje parece una travesura y aunque un asunto tan adulto como el striptease es el tema central de Les Coeurs Croisés, que presenta hasta el domingo en el Circo Price de Madrid (en el marco del Festival de Otoño en Primavera), él conserva su mirada cándida, su gesto lúdico y juguetón hacia sus criaturas de la noche, un grupo de auténticos artistas del burlesque de París con los que se ha arriesgado en esta aventura, no demasiado diferente a las que realiza con su compañía DCA.

Nunca ha sido un coreógrafo convencional y mientras la mayoría busca el cuerpo perfecto y la técnica de infarto, a él le seducen las anatomías diferentes, como las de la fauna de este cruce entre cabaré, circo, danza y burlesque que es su nuevo show, donde conviven, entre otros, un negro muy alto, una chica muy gorda, una rubia muy diva y una insólita contorsionista.

"Me gusta la diversidad y la participación, me encantan los cuerpos diferentes, por eso me quedé fascinado con ellos", relata el creador, ahora enfrascado en una nueva producción y ya pensando en el espectáculo que le ha encargado Cirque du Soleil para mediados de 2011 y que estrenará en Los Ángeles. En los espectáculos de Decouflé se pueden rastrear guiños a los mundos que le fascinan, desde el cine y el cabaré, hasta el circo y el music hall. Su formación está hecha de la misma tendencia ecléctica que sus espectáculos. Estudió danza y circo pero también mimo con Marcel Marceau y en su etapa en Estados Unidos, estuvo con dos maestros en las antípodas: el racional Merce Cunningham y el innovador Alwyn Nikolais.

Desde aquellos tiempos tampoco ha dejado de bailar. "Me gusta estar en el escenario. Claro que ahora no practico todos los días y he cambiado físicamente, pero aún así he hecho el unipersonal Solo, que me ayuda a no salir de los escenarios, porque es algo que me llena mucho".