Islam y convivencia
La buena convivencia entre quienes compartimos el solar español debe ser el objetivo central de quienes se ocupan y preocupan de la cosa pública.
La destitución del subdirector general de coordinación y promoción de la libertad religiosa, Juan Ferreiro, que, según la prensa, aparece como una sanción por la filtración de una nota firmada por él, aclaratoria sobre las disposiciones de la ley en España en lo relativo a los derechos ciudadanos en materia de libertades religiosas que en nada contradicen el uso del hiyab en los colegios públicos, ha empezado ya a generar un malestar entre la hoy amplia comunidad musulmana en España, que vio con buenos ojos esta toma de posición de un cargo público con competencias en el tema, considerándola como amparadora de sus derechos.
La destitución que, dado el momento en que ha sido adoptada, quedará a ojos de todos como una consecuencia de su intervención en la polémica que provocó el caso de la alumna de Pozuelo de Alarcón, reavivará esta polémica y hará entrar, más si cabe, el tema del islam en la agenda política, en un momento en el que su manipulación se perfila como portadora de réditos políticos y electorales.
Considero un error de bulto que el Gobierno de nuestro país, salpicado sin duda por la decisión, de la impresión de entrar en este juego de cálculos, descalificando con esta destitución una nota que fue oportuna, útil y acorde a derecho.
Si el velo de Najwa no llegó a abrir la caja de Pandora de un debate que enfrentará y dividirá a la sociedad española, introduciendo al islam en la agenda política -cuando lo que muchos dicen querer es que en el islam se separe claramente la esfera de lo religioso y de lo político-, esta destitución poco explicada y adoptada a destiempo puede hacerlo, entorpeciendo una convivencia cada vez más complicada entre los musulmanes de España y el resto de los ciudadanos de este país.
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