Lobo recorta su visita a Madrid para evitar el boicoteo sudamericano
El presidente hondureño declina asistir a la cumbre UE-América Latina
España consiguió salvar in extremis el boicoteo de los principales líderes sudamericanos a la cumbre Unión Europea-América Latina y Caribe, que se celebrará el día 18 en Madrid, quienes amenazaban con un plantón si acudía el presidente hondureño, Porfirio Lobo, cuya legitimidad no reconocen. El canciller hondureño anunció que Lobo sólo asistirá a la reunión UE-Centroamérica, prevista para el día 19, pero no a la macrocumbre de 60 países convocada el día anterior. Previamente, el propio Lobo se había mostrado dispuesto a renunciar a su participación en la cumbre de Madrid. "Lo dejamos a la consideración de España. No vamos a ser ningún elemento que genere conflictos. Estamos para hacer lo que nos indiquen. Así que, si hay problema, no vamos", declaró.
En compensación, el mandatario de Honduras se verá con el Rey y Zapatero
México no comparte la amenaza de Lula y Chávez de dar plantón a la cumbre
Esta postura suponía un giro con respecto a la expuesta el miércoles por la cancillería hondureña, que insistió en que, "al existir una invitación formal por parte del Gobierno español", Lobo estaba decidido a participar en "los diversos eventos que se celebrarán en Madrid". Entre una declaración y otra se produjo una entrevista entre Lobo y el secretario de Estado para Iberoamérica, Juan Pablo de la Iglesia, quien se encontraba en Tegucigalpa para asistir a la puesta en marcha de la comisión de la verdad, que indagará las circunstancias que rodearon el golpe de Estado que derrocó el pasado 28 de junio al presidente constitucional, Manuel Zelaya.
Fuentes diplomáticas españolas expresaron su satisfacción por la decisión de Lobo y se mostraron convencidas de que esta fórmula -asistir a la cumbre con Centroamérica, pero no con el conjunto de América Latina- servirá para solventar el problema. Según las mismas fuentes, los mandatararios centroamericanos, al contrario que los sudamericanos, no deberían tener reparos en sentarse con Lobo, pues hasta el nicaragüense Daniel Ortega -el más alineado con el frente que encabeza Chávez- le recibió en Managua el pasado día 9.
Como compensación por su gesto, que libra a España de un quebradero de cabeza, Lobo será recibido por el presidente José Luis Rodríguez Zapatero y por el Rey, según se apresuró a anunciar el canciller hondureño. Estos encuentros supondrán la plena normalización política entre los dos países, que se inició con una primera visita de Juan Pablo de la Iglesia a Tegucigalpa, después de que España hubiera encabezado en la UE el rechazo al golpe contra Zelaya.
El Gobierno español era consciente de que muchos países sudamericanos no compartían su decisión de reconocer el resultado de las elecciones presidenciales de noviembre, que dieron la victoria a Lobo, pero no esperaba una reacción como la que se produjo el pasado fin de semana en la cumbre de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur). "Es verdad que algunos países nos habían expresado su incomodidad por la presencia de Lobo [en Madrid], pero ninguno había puesto como condición el que no asistiera ni nos había advertido de un posible boicoteo", indicaron fuentes diplomáticas.
La primera noticia llegó con las declaraciones públicas del ecuatoriano Rafael Correa, que sólo el miércoles telefoneó a Zapatero para trasladarle la decisión de la mayoría de los países de Unasur. La mayor sorpresa para las autoridades españolas fue comprobar que el boicoteo no lo impulsaba el venezolano Hugo Chávez, sino el brasileño Luiz Inácio Lula da Silva. Una posición que no compartía México, y sobre la que no llegó a pronunciarse la argentina Cristina Fernández, a quien corresponde hablar en nombre del bloque latinoamericano en la cumbre de Madrid.
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