Privatizar la paz
En tiempo de privatizaciones de los servicios básicos, de tener que rascarse el bolsillo en muchos lugares del planeta para conseguir la mejor educación o sanidad, quedan pocos aspectos libres de ser transferidos desde el sector público al privado. O quizá ninguno, porque la frase más provocadora de Iron Man 2, segunda entrega cinematográfica de las aventuras del superhéroe creado por Stan Lee, podría funcionar incluso como lema publicitario de una empresa como Halliburton, la compañía de seguridad de Dick Cheney, ex vicepresidente de Estados Unidos, clave durante un tiempo en la invasión de Irak: "¡Acabo de privatizar la paz mundial!", afirma el multimillonario Tony Stark, álter ego de Iron Man, en una conferencia de prensa con ambiente de concierto de pop para adolescentes, después de negarse a ser un miembro más de las fuerzas armadas del país. "El que requiera mis servicios, que me pague, y yo no tengo jefes", viene a decir Stark.
IRON MAN 2
IRON MAN 2
Dirección: Jon Favreau. Intérpretes: Robert Downey Jr., Gwyneth Paltrow, Mickey Rourke, Scarlett Johansson. Género: acción. EE UU, 2010. Duración: 128 minutos.
En un primer tercio sorprendente para una previsible película de acción, Justin Theroux desde el guión y Jon Favreu en la dirección juguetean al cine político, mientras construyen un luminoso espectáculo, con ácidas críticas como esta. Sin embargo, sólo es un espejismo. Transcurrido el tiempo de presentación del superhéroe como superestrella, al modo de los mejores tiempos de los Watchmen de Alan Moore, la película se viene abajo. Llegada la batalla contra el mal, todo es obvio, reiterativo, tedioso y mil veces visto. "La invasión de Irak ha sido una empresa exitosa", llegó a decir Cheney. Iron Man lo hubiese corroborado.
Babelia
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