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VIAJES. LUJO

'Resorts' de locura

Adrian Zecha tiene algo que ver con Amancio Ortega. Se sabe poco de él, huye de las entrevistas y preside una de las empresas referentes del planeta. Un modelo que, como Zara, es caso de estudio en las escuelas de negocios y envidia de la competencia. Algo los separa, además de la distancia Hong Kong-Arteixo y sus orígenes (Zecha es indonesio descendiente de holandeses). Uno vende democracia en forma de camisas y zapatos; otro, lujo para los que visten camisas hechas en su sastre y zapatos a medida. Zecha, al frente de Amanresorts, probablemente la cadena hotelera más exclusiva del planeta, no vende habitaciones; vende suites con piscina y con guía privado para visitar los templos de Angkor en Camboya; vende "casitas" (así las llaman en el resort) en una isla privada en Filipinas a la que sólo se llega en sus aviones; vende tiendas de campaña de más de 100 metros cuadrados en la reserva natural de tigres del parque nacional de Rathambore en el Rajastán indio, o pabellones con fuentes y chimeneas a las afueras de Marraquech. En alguno de sus destinos hasta realiza cruceros privados y de hecho vende literalmente algunas de esas villas a sus adictos.

"Admiro cómo se involucran para que experimentes el país no como un extranjero de paso, sino como local
"Tenemos 23 hoteles. suman 800 habitaciones entre todos, lo que equivale a dos hoteles medianos de 400
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"Amanresorts combina buen diseño, servicio impecable y, sobre todo, discreción y privacidad para sus fieles huéspedes de alto nivel que van a cada una de sus nuevas propiedades", comenta Jeroen Bergmans, ex editor de viajes de la revista Wallpaper y actualmente editor de Ink Magazines. "El fenómeno amanjunkie, concluye Bergmans, se ha convertido en un santo grial para otros grupos de hoteles cinco estrellas, ya que los clientes que repiten son buenos clientes". Clientes asiduos y anónimos (para la cadena, cualquiera es un VIP), casi una secta de élite que la casa mima como miembros de la selecta familia a la que pertenecen.

La periodista de viajes de The New York Times Gisela Williams explica que "los Amanresorts son la encarnación de la fantasía que uno tiene sobre un destino ideal". Por su parte, en España, Germán Jiménez, conocido periodista de la misma especialidad, comenta: "Admiro cómo se involucran para conseguir que experimentes el país desde dentro no como un extranjero que está de paso, sino como un local". Un recorrido en solitario por un templo, un paseo por un paisaje inexplorado o una cena en un restaurante local por tres dólares se transforman en lujos sencillos. Personalización y atención al detalle son el punto fuerte. Una clienta inglesa dice: "Era escéptica, porque Aman es una cadena y porque los resorts me dan fobia. No podía estar más equivocada. En Occidente hemos perdido mucho del buen servicio hotelero, pero eso no parece haber pasado en los Aman. Cambios de planes, comer en la playa, alargar el masaje o hasta la estancia, una reserva de última hora, necesitar un coche para ya… nada fue nunca un problema. Los 50 empleados (chef, chófer, concierge, terapeuta, limpiador…) trabajaron para mí".

"Los Aman son un magnífico ejemplo de que el lujo se debe basar en tres pilares: tranquilidad, espacio y atención al detalle. El lujo no debe definirse en función de pantallas de plasma o alfombras mullidas", explica el hotelero Pablo Carrington, artífice de iconos del lujo discreto como Villa Soro en San Sebastián o Cap Rocat en Mallorca. Por poner una pega, Jiménez dice: "Lo malo de Aman es el reducido número de habitaciones. Algo fantástico cuando estás alojado, pero ¡terrible cuando quieres hacer una reserva!". Eso y el precio. La tarifa media en sus hoteles es de 1.000 dólares (737 euros) la noche. La habitación más cara, una villa de cinco habitaciones en Amanyara -en las islas Turks y Caicos-, vale 10.292 euros la noche. La más barata está en Amanpuri: 332 euros.

Amanzecha, hombre sereno

Aman significa "pacífico", tranquilo o sereno en sánscrito, y los apellidos de cada propiedad son, en general, distintos accidentes geográficos en los idiomas locales de sus ubicaciones. Así, Amankila sería "colina tranquila"; Amanbagh, "jardín tranquilo", y Amanusa, "isla tranquila".

Hablamos con Adrian Zecha desde Madrid. Él hace las maletas para irse de vacaciones a Phuket, a Amanpuri. Le decimos: "Qué envidia, en España está el tiempo gris, frío y lluvioso. ¿Nos puede mandar un poco del sol de Tailandia?". Él responde: "Encantado [ríe], va para allá". Se le nota relajado y de buen humor. Todo va bien, y de sus palabras se desprende un aire sereno del que tiene el negocio controlado.

¿En qué momento, dónde y cómo surge la idea de Amanresorts? Buscaba un lugar para una casa de vacaciones en Phuket y encontré uno fabuloso junto al mar. Por entonces (finales de los ochenta) la tierra era barata, así que compré mucha. Luego descubrí que no había pozos o agua, por lo que construí la infraestructura. La inversión era alta, así que propuse a algunos amigos construirles casas. Estas necesitaban mantenimiento y de ahí vino la idea de alguien de confianza que cuidara de ellas. Nos dimos cuenta de que ese estilo, el tener espacio para cada uno en un lugar íntimo y exclusivo con un buen nivel de servicio, era lo que necesitábamos tener en vacaciones. Así nació Amanpuri, nuestro primer hotel.

¿Cómo ha evolucionado la cadena y qué tipo de clientes tienen? Tenemos ya 23 hoteles, y abrimos unos dos por año. Todos suman menos de 800 habitaciones, lo que equivale a dos hoteles medianos de 400 o uno normal en Las Vegas [ríe]. Nuestros huéspedes están activos, tienen más dinero que tiempo y edades de entre 35 y 45.

¿Cómo consigue esas localizaciones excepcionales? Buscamos un entorno bello, en un lugar virgen y con cierto nivel de accesibilidad. No buscamos que lo tengan todo.

¿Cómo logran ese nivel de servicio que les ha hecho famosos? Si tuviera un secreto, lo vendería [ríe]. Buscamos atención al detalle e intuición. Lo conseguimos a través de gente joven formada por nosotros. La clave son los managers que antes de comenzar visitan y trabajan en nuestros hoteles. Ellos perfeccionan el trabajo del resto del staff.

El respeto y el interés por la cultura local se manifiesta en la construcción de sus hoteles. ¿Cómo se consigue ese balance local-global de sus hoteles? Cuando construimos pensamos dónde estamos. No haríamos un hotel de estilo thai en Bali. Un equipo de seis arquitectos se coordina con constructores y diseñadores locales. No son grandes nombres de la arquitectura, sino personas con una conciencia sensitiva.

Sabemos de la implicación de cada hotel con la comunidad local. ¿Es sólo una pose políticamente correcta? Si fuera por quedar bien, no lo haríamos. Lo hacemos por sentido común. Imponer un producto en una comunidad sin ser parte de ella es absurdo. Además de dar empleo Amanresorts no trae su staff de otros países, salvo managers u otros cargos relevantes atendemos necesidades. En Amanwana (Indonesia) estamos junto a una población con muchas carencias. Hemos construido una escuela, pero como los profesores no quieren quedarse en el pueblo, les estamos construyendo residencias.

Ya cuenta con dos hoteles en Europa: Francia y Montenegro. ¿Ha pensado en España? Conozco bien España. He viajado y visto lugares interesantes en Cataluña, Asturias y Andalucía, pero de momento no he encontrado nada que me excite especialmente o que contenga el mensaje Aman. Estoy seguro de que encontraremos algo y que, cuando eso suceda, abriremos. Buscamos resorts vacacionales, pero también estos pueden estar en una ciudad. En España, Barcelona sería un buen ejemplo, pero también poblaciones de herencia árabe como Toledo, Granada o Córdoba.

¿Qué Amanresort refleja mejor su espíritu y proyecto? Me identifico con todos obviamente, pero Amanjiwo (en Indonesia) es de mis favoritos. Está en el centro de Java, de donde soy yo. Es el centro de nuestra cultura.

Sus hoteles son reflejo de la exigencia y de alguien que viaja mucho. ¿Dónde descansa el hombre que hace los mejores hoteles para el descanso? Tengo una casa en Phuket, en Amanpuri, de la que hablábamos al principio, y otra en Bali. Pronto me mudaré a otra que me estoy construyendo cerca de uno de mis hoteles en la isla. Las uso dependiendo de las estaciones, que son opuestas. Cuando llueve en Tailandia voy a Indonesia, y viceversa.

¿Qué es para usted el lujo hoy? La amabilidad, el servicio, la belleza…, pero para mí el lujo hoy día es sobre todo el espacio. Tener un lugar con ciertas dimensiones se ha convertido en algo difícil de encontrar.

Esto enlaza con esa idea del "encanto por la sencillez" del estilo Amanresorts. Sus 'spas' no son sobredimensionados y sus restaurantes no buscan estrellas Michelin. Eso es. Vendemos una experiencia lifestyle. Nuestros huéspedes trabajan, no son mayores, están ocupados… En su vida normal ya tienen cenas divertidas y spas enormes. Lo que quieren en vacaciones es un buen espacio donde tener su casa. Eso somos. De un spa esperas un buen terapeuta, y de una comida, que sea algo bien hecho. Como una buena cerveza y unas salchichas caseras. Eso también es un lujo [ríe].

<b>Paraísos. La cadena hotelera más exclusiva combina el exotismo y el lujo en Indonesia</b>
Paraísos. La cadena hotelera más exclusiva combina el exotismo y el lujo en Indonesia
<b>Adrian Zecha, dueño y fundador de hoteles Amanresort</b>
Adrian Zecha, dueño y fundador de hoteles Amanresort

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