Montilla acusa a jueces conservadores de obedecer al PP en el Constitucional

Que nada estropee la fiesta. Los partidos catalanes excepto el PP aparcaron ayer, Diada de Sant Jordi en Cataluña, sus diferencias ante la respuesta unitaria que pretenden dar en defensa de la renovación del Tribunal Constitucional (TC). Emplazando a todos a cerrar un acuerdo a comienzos de la próxima semana, el presidente de la Generalitat, José Montilla, endureció su discurso sobre la situación del alto tribunal. Aseguró que la institución no está legitimada "ni ética ni moralmente" para emitir una sentencia sobre el Estatuto y acusó a los magistrados conservadores de "obedecer" el dictado del Partido Popular.

La constatación de que los cinco magistrados conservadores del TC han actuado conforme a los criterios del PP y que Manuel Aragón, alineado con la línea progresista, se ha sumado a las tesis de los conservadores, le vino como anillo al dedo a Montilla para decir que "los conservadores son más fieles, lo tienen muy claro, son más obedientes a la formación que los ha propuesto". Reiteró que el Tribunal se encuentra en una situación de debilidad por el fallecimiento de uno de sus miembros y la recusación de otro e insinuó que podría haber dimisiones de magistrados.

CiU insiste en que las Cortes deben instar a modificar la ley del Constitucional

Los aparatos del Partit dels Socialistes, Convergència i Unió, Esquerra Republicana e Iniciativa siguen trabajando para cerrar una posición común en el Parlament en el pleno del próximo miércoles y para llevar después a las Cortes una propuesta similar para que se vote. Ante las resistencias del PSOE a votar en el Congreso la renovación del Tribunal, los socialistas catalanes han propuesto que la iniciativa se vote en el Senado. Esto facilita enormemente las cosas a José Montilla, ya que en la Cámara alta los socialistas catalanes comparten el grupo de L'Entesa con ERC e ICV y no sería ni la primera ni la segunda vez que votaran en sentido contrario al PSOE. "Llevar la votación al Senado nos facilita las cosas a todos", admitieron ayer fuentes del tripartito. Ya sea porque ayer no era día de broncas -Montilla, Mas y sus respectivas esposas hasta compartieron una distendida conversación en la recepción de Sant Jordi- o porque a CiU no le conviene por ahora aparecer como el que rompe el consenso, la dirección nacionalista no vio ayer mayores reparos en llevar la iniciativa al Senado. Mas dijo no estar en contra, aunque sí lanzó un aviso: "A Convergència i Unió no le basta con pedir la renovación del TC, la resolución debe incluir como mínimo alguna modificación en la ley orgánica del Tribunal", algo mucho más difícil de asumir para los socialistas.

Con todo, nadie quiso romper ayer el tono constructivo. Desde las filas del PSC insistieron en dejar la negociación final para el lunes con el argumento de que este fin de semana se celebra en Cataluña una nueva tanda de consultas populares sobre la independencia en 211 municipios, algo que mantendrá muy ocupados a los dirigentes de Esquerra Republicana y, en menor medida, a los de Convergència, que siguen apoyando estas votaciones pese a no tener valor legal alguno. Desde CiU insisten en que antes de cerrar ningún acuerdo debe quedar claro que la resolución que se vote en el Parlamento catalán debe ser aprobada intacta, o casi, en las Cortes, por lo que piden a los socialistas catalanes que estudien bien el pacto catalán.