Caixanova rebaja sus exigencias aunque insiste en controlar la entidad fusionada

El poder antes que los números. Las negociaciones entre Caixa Galicia y Caixanova para abordar su fusión siguen su curso con escasos avances, aunque también con calculados movimientos para que nada se rompa definitivamente, a sabiendas de que el Banco de España y la Xunta, después, mantienen cierta presión para que ese "proyecto común" sea una realidad antes de junio. Las negociaciones, según admiten fuentes de las entidades financieras, siguen centradas en el reparto de poder en la caja fusionada antes de abordar las cuentas y establecer el importe de la ayuda necesaria del Fondo de Reestructuración Ordenada de la Banca (FROB).

Después de las tres reuniones de la semana pasada, y cuando más enquistadas parecían las posiciones, los planteamientos de máximos comienzan a limarse, sin llegar todavía a un acuerdo definitivo, según fuentes próximas a las negociaciones. Por primera vez desde el inicio del proceso, Caixa Galicia incluso reconoció ayer, a través de un portavoz citado por Europa Press, una "aproximación" de las posturas.

La caja viguesa pide una presencia del 60% y acepta una sede en Santiago

Caixanova, según fuentes cercanas a la entidad, rebajó ligeramente sus pretensiones, aunque sin renunciar al control de la caja fusionada. Ahora pide un 60% del consejo de administración y de la comisión delegada, frente al 70% que planteaba inicialmente. De acuerdo con las mismas fuentes, también está sobre la mesa la posibilidad de establecer una sede institucional en Santiago, lo que implicaría otra cesión por parte de la entidad de Vigo. De fraguar esta propuesta, las dos cajas mantendrían en la práctica sus respectivas sedes en A Coruña y Vigo.

Las negociaciones, que concluyeron la pasada semana en punto crítico, continuarán en los próximos días coordinadas por José Luis Pego, de Caixanova, y Javier García de Paredes, de Caixa Galicia.Al margen del papel dirigente que ejercen José Luis Pego y Javier García de Paredes, en las negociaciones también desempeñan un importante papel otros dos ejecutivos, uno por cada caja, encargados de mantener al tanto al Banco de España. Son, por Caixa Galicia, Ramón Seoane, responsable de administración y control, y Domingo González Mera, al frente de la planificación financiera y riesgo crediticio de Caixanova y único ejecutivo que no procede de la extinta Caixavigo tras su fusión con las cajas de Pontevedra y Ourense.

Mientras tanto, el presidente de Caixanova, Julio Fernández Gayoso, apeló ayer de nuevo a la "reserva y discreción" en las negociaciones, para "no hacer daño" a un proceso que calificó de "enormemente complicado". "Un proceso de este tipo no se arregla en tres días", advirtió Fernández Gayoso, quien anunció que "habrá más conversaciones".

Desde el PSdeG, su secretario general, Manuel Vázquez, miró hacia los números de la fusión y advirtió de que el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, tendrá que dar explicaciones si los fondos necesarios para la fusión superan los 1.190 millones de euros que establece la auditoría encargada por el Gobierno gallego a la consultora KPMG. También las cajas, matizó, "deberán dar explicaciones de por qué hace falta tantísimo dinero". El alcalde de Vigo, Abel Caballero, echó otro jarro de agua fría sobre las conversaciones al afirmar: "Lo más probable es que Caixanova siga sola si no hay una absorción, que es lo que procede".