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El temporal retrasa las cosechas y dispara el precio de las hortalizas

El diferencial entre costes en origen y destino atenaza a los agricultores

Ginés Donaire

El temporal invernal más virulento de las últimas décadas ha dejado algunas consecuencias indirectas nefastas para el campo y la economía andaluza. Los consumidores han comprobado atónitos cómo se encarece su cesta de la compra, principalmente por la escalada en los precios de las hortalizas más básicas. "Pimientos, calabacines, berenjenas, lechugas y tomates han disparado su precio porque apenas había existencias", admite Loly García, propietaria de un puesto de frutas y hortalizas en el céntrico mercado jiennense de San Francisco.

En efecto, el temporal del último invierno no sólo arrasó multitud de explotaciones agrícolas, sino que ha retrasado buena parte de las cosechas, por lo que, atendiendo a la ley de la oferta y la demanda, dejó los mercados desabastecidos con la consiguiente subida de precios. Sólo en Almería, la principal zona productora de frutas y hortalizas, la producción se redujo de enero a marzo un 30%. Según el Observatorio de Precios y Mercados de la Consejería de Agricultura, las lechugas han multiplicado por cuatro su precio con respecto a la campaña anterior, los calabacines lo han triplicado, se ha duplicado el de tomates y berenjenas y en los pimientos la subida apreciada está en torno al 30%.

La diferencia de precios entre origen y destino llega a ser del 1.000%

"Nos ha regulado el clima", subraya Andrés Góngora, responsable de frutas y hortalizas de la COAG. A su juicio, aunque los agricultores han obtenido en las últimas semanas unos "precios razonables", la rentabilidad de sus explotaciones no ha sido tal al reducirse sus cosechas. Pero no sólo ha influido la caída de la producción, sino el hecho de importarse menos desde otros lugares también afectados por el temporal. Sólo en la última semana de marzo, las exportaciones de tomate marroquí se redujeron un 23%, según el informe de precios de Agricultura.

"Ha habido menos competencia y se ha ajustado mejor la oferta a la demanda", sostiene Francisco Vargas, presidente de Asaja en Almería, quien advierte de que la incidencia para los consumidores se ha notado más en las pequeñas tiendas. "Las grandes superficies, que concentran el 60% de las ventas, cierran precios con la distribución en función de las cotizaciones de años anteriores", aclara Vargas. Pero los agricultores insisten en que es preciso mejorar los mecanismos de regulación. "Es necesario que productores y distribuidores suscriban contratos más a largo plazo para que no influya tanto la ley de la oferta y la demanda", subraya Andrés Góngora.

Y es que, aunque los precios se han disparado en los mercados, la realidad dice que el diferencial entre lo que percibe el agricultor y lo que paga el consumidor sigue siendo abismal y, sin duda, es la principal rémora que atenaza al sector. Así lo refleja el Índice de Precios en Origen y Destino de los alimentos (IPOD), que elaboran mensualmente la COAG y las organizaciones de consumidores UCE y CEACCU. En el mes de marzo la diferencia entre origen y destino era del 277% en las berenjenas, 248% en pimientos verdes, 207% en tomates, 191% en pepinos o 180% en calabacines. Con todo, los mayores márgenes, de un 1.000%, se dan en la patata, que se vende a 0,60 euros el kilo mientras que los productores reciben 0,06. "Siempre es noticiable cuando los precios suben para los consumidores pero casi nadie repara en que con los actuales precios en origen es imposible mantener las explotaciones agrarias", se queja un portavoz de Asaja.

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El único producto de la cesta de la compra que no está respondiendo a los vaivenes del mercado es el aceite de oliva. Ni siquiera el parón de la campaña por el temporal hizo que los precios salieran de una atonía que ya empieza a ser crónica. Finalmente, más que una menor producción, lo que ha ocurrido ha sido una merma en la calidad esta campaña, lo que está haciendo que se estreche el diferencial entre el aceite de peor calidad (lampante) con el de máxima calidad (virgen extra). En la última semana, esta diferencia era de apenas 40 céntimos (1,75 euros el lampante, frente a 2,15 el virgen extra).

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