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Tribuna:Economía global
Tribuna
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Ajustes poselectorales en el Reino Unido

El Gobierno que salga de las próximas elecciones en el Reino Unido tendrá que tomar medidas importantes para contener el déficit público, que se ha disparado como consecuencia de la crisis financiera y económica. La recesión de la economía británica ha sido tan profunda como la de la zona euro, con una caída del PIB del 4% en el pasado ejercicio.

Sin embargo, el impacto en las cuentas públicas ha sido mayor que en la media europea: los desequilibrios acumulados por la economía británica durante los años de expansión fueron muy elevados, con crecimientos explosivos del crédito de las familias, precios inmobiliarios (aunque no de la actividad en construcción) y con apalancamiento excesivo en el sistema financiero.

Su programa de estabilidad plantea un ajuste más lento que el previsto en la mayoría de países de la UE

Tras el inicio de la crisis, no solamente el Gobierno ha tenido que salir al rescate de un buen número de bancos, con el consiguiente coste directo o en términos de garantías, sino que una parte de los ingresos públicos asociados a esas burbujas han desaparecido, dando lugar a un aumento del déficit que va más allá de las fluctuaciones normales ligadas a factores cíclicos. Así, el déficit público se ha acercado al 14% en el pasado ejercicio, y la deuda pública está en una senda ascendente, aunque partiendo de niveles bajos.

El ajuste planteado por el Gobierno británico a través de su programa de estabilidad presentado ante la Comisión Europea es bastante más lento que el planteado en otros países europeos. Así, por ejemplo, el déficit previsto para el año fiscal 2014-2015 es del 4,5% del PIB, cuando la mayoría de los países de la Unión Europea tendrán que ajustarlo al criterio de Maastricht (fijado en un 3% del PIB) en 2013, y al de Grecia, a quien los mercados le han impuesto un ajuste aún más acelerado.

Si el Reino Unido se puede permitir retrasar la salida fiscal y los mercados no reaccionan ante esta laxitud fiscal, como sí lo han hecho con otros países con problemas fiscales similares (sobre todo Grecia), es porque piensan que la economía británica tiene instituciones fuertes, una economía flexible, con salarios que se han moderado rápidamente respondiendo a la recesión y un nivel general de impuestos relativamente bajo, con posibilidad de subirlos si es necesario. Y, sobre todo, su política monetaria independiente le permite depreciar la libra y tener un crecimiento más basado en la demanda externa. De hecho, el tipo de cambio efectivo de la libra se ha depreciado un 25% desde el inicio de la crisis, lo que supone otra válvula de escape para que la economía se reactive.

Pese a todo ello, no hay que engañarse: los déficits son tan altos que la recuperación económica no será suficiente para reducirlos sustancialmente, la salida inflacionaria no es deseable y tras las elecciones será necesario tomar medidas de carácter estructural que quizá sean más costosas de lo que piensan los mercados y el público en general. -

Miguel Jiménez González-Anleo es economista jefe para Europa del Servicio de Estudios del BBVA.

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