Scorsese y Von Trier, amor mutuo
El cineasta neoyorquino, que arranca en mayo el rodaje de 'The invention of Hugo Cabret', acepta el reto del danés para colaborar en un semidocumental
Martin Scorsese siempre ha sido un estajanovista del cine. Rueda sus filmes, apoya y produce a otros valores, dirige anuncios, está detrás de la restauración de grandes clásicos... Y acepta algún reto curioso, como el que le ha planteado Lars von Trier.
Durante el pasado festival de Berlín, Scorsese presentó Shutter island y habló de lo divino y de lo humano. Como que si vuelve a filmar algo de la Mafia -hecho del que ha conversado con Robert De Niro- sería desde la perspectiva de alguien mayor, y por ahí va su proyecto The irishman. Lógico: él tiene 67 años, y su actor fetiche, uno menos. El calendario de rodajes de Scorsese, según aclaró él mismo en la capital alemana, parece muy claro: primero The invention of Hugo Cabret, después Silence y más allá The irishman.
El estadounidense enlazará tres rodajes, incluida su vuelta a la Mafia con De Niro
Y todo parecía cronometrado hasta que en la Berlinale se reunió con Lars von Trier y se pasaron los dos días juntos dando pie a todo tipo de rumores. En el mundo del danés, y parafraseando la frase clave de su último filme, Anticristo, "el caos reina". Y en ese caos se mueve el proyecto en común de los dos cineastas: sin cerrar claramente cómo se concretará la historia, parecen estar dispuestos a filmar juntos, lanzados en pos de una aventura tan divertida como alocada cinematográficamente.
Por partes: The invention of Hugo Cabret pondrá a Scorsese detrás de las cámaras en mayo, en un filme de aventuras que se convertirá en la primera película infantil del director neoyorquino. Situada en París en los años treinta, el Hugo del título es un niño huérfano de doce años que vive en una estación de tren y que un día decide arreglar y acabar el robot que dejó a medias su padre. La revista Variety apuntó en un inicio, aún sin confirmar, que la rodaría con cámaras estereoscópicas: es decir, en 3D. En el reparto estarán Sacha Baron Cohen, como el tío de Hugo; Ben Kingsley como George Méliès, uno de los grandes innovadores de los inicios del cine mudo y director de Viaje a la luna, y los niños Asa Butterfield (El niño del pijama de rayas) y Chloe Moretz. La novela homónima ha sido adaptada a guión John Logan, que ya trabajó con Scorsese en El aviador. Suena a grandes decorados y cierta dosis de magia y misterio, un cóctel del que últimamente parece no saciarse el director neoyorquino.
Cuando acabe en París, Scorsese se pondría con Silence, basada en la novela de Shusaku Endo, que cuenta cómo dos jesuitas llegan al Japón del siglo XVII, afrontando todo tipo de persecuciones y violencia, para encontrar a su mentor y expandir el cristianismo. Como actores principales: Benicio Del Toro, Daniel Day-Lewis y Gael García Bernal.
Y finalmente, The irishman, proyecto previamente conocido como I heard you paint houses, con guión de Steve Zaillian. De Niro encarnaría a Frank el irlandés Sheeran, una leyenda del crimen por haber ejecutado más de 25 asesinatos por órdenes de la Mafia. En Le Monde, el cineasta, además de describir todos sus futuros pasos, aseguraba: "Será muy interesante encadenar Silence y The irishman". ¿El resto de los posibles trabajos de Scorsese? Según cómo avance su carrera; y eso implica dudas desde el biopic sobre Frank Sinatra hasta decidir qué hacer con los derechos -comprados por su productora- para adaptar Caché, de Michael Haneke, al mercado estadounidense.
En estas andaba, cuando Scorsese se cruzó con Lars von Trier. El cineasta danés se había trasladado desde Copenhague en coche hasta Berlín -es conocido su pánico a volar- para vender su próximo filme, Melancholia, en el mercado cinematográfico que se desarrolla a la par que el festival. La rodará en junio en Suecia con Charlotte Gainsburg en el papel inicialmente escrito para Penélope Cruz. Von Trier hará una película entre ciencia-ficción y drama psicológico, al estilo El tiempo del lobo, de Michael Haneke, o La carretera, de John Hillcoat.
El otro gran objetivo de su viaje a Berlín era conocer al neoyorquino, del que se ha declarado ferviente admirador. Martin Scorsese también ha seguido -como buen cinéfago- la carrera del inventor del Dogma y fundador de la productora Zentropa, actualmente una de las más poderosas en Europa. El año pasado, el director de Los idiotas aseguró que quería dirigir una película o varias tituladas Films that made me make films (Las películas que hicieron que yo rodara películas), en las que charlaría con sus maestros de la gran pantalla. ¿Por eso se acercó al realizador de Casino?
Al parecer ambos se cayeron muy bien. La visión de Von Trier y Scorsese juntos creó el rumor de una versión o una segunda parte de Taxi driver, rumor que fue desmentido por Peter Aalbæk, cofundador junto a Von Trier de Zentropa. Lo que sí podrían hacer Scorsese y Von Trier juntos es un semidocumental al estilo Cinco condiciones. Ese filme de 2003 se basaba en un desafío, el que Lars Von Trier le planteó a Jørgen Leth, el realizador del mediometraje El hombre perfecto (1967), título clave en la cinematografía danesa y en el que durante 15 minutos se ve a un hombre y a una mujer en una habitación blanca mientras una voz en off describe lo que ocurre y realiza preguntas retóricas. Von Trier invitó en 2000 a Leth a rodar cinco variaciones del mediometraje, planteándole otros tantos retos: hacerlo en dibujos animados, rodarlo en el barrio más pobre de Mumbay, que cada plano no tuviera más de 12 fotogramas... Tras cada filme, los dos se reunían e intercambiaban pareceres. Cinco condiciones se ha convertido en el trabajo más revelador de la personalidad de Von Trier. Y Scorsese ha mordido el anzuelo, aunque se mantiene en secreto cómo cuajará este duelo.
Babelia
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