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El temporal deja 110 muertos en Río

Las fuertes lluvias inundan favelas, nudos de transporte y el estadio de Maracaná

Tras recibir el zarpazo de la naturaleza durante casi dos días ininterrumpidos, Río de Janeiro volvía ayer a una extraña normalidad. Los aguaceros remitieron, el grueso de las inundaciones fue desapareciendo y la ciudad recobró, poco a poco, su frenética actividad. Aunque las escuelas y las universidades permanecieron cerradas, el comercio, las oficinas y los organismos públicos volvieron al trabajo. Pero tras la desgracia que se ha llevado por delante más de 110 vidas humanas y ha borrado el rastro de 60 personas, quedan dos heridas abiertas: las labores de rescate en varias favelas que, como un macabro cuentagotas, continúan sacando a la superficie nuevos cadáveres, y la inevitable alusión al Mundial de Fútbol y los Juegos Olímpicos, que se celebrarán en 2014 y 2016, respectivamente.

La ciudad carece de sistemas de drenaje de aguas durante una gran tormenta

Los expertos coinciden en que las precipitaciones registradas en el Estado de Río entre el lunes y el martes han sido las más violentas de las últimas décadas. Sin embargo, también es unánime la opinión de que la ciudad carece de infraestructuras para el drenaje de aguas durante una gran tormenta. Dos zonas de la ciudad están en el punto de mira de los ingenieros: la laguna Rodrigo Freitas, nudo de conexiones en la zona sur de Río, y el barrio de Maracaná, especialmente castigado durante el temporal y donde se ubica el legendario estadio. En ambos casos, la ausencia de canales de evacuación ha provocado enormes inundaciones. También tienen en común que durante la celebración de los dos mayores eventos deportivos del planeta estarán especialmente expuestos al trasiego de turistas.

Las autoridades locales de Río y la propia presidencia de la República deberán dar respuesta a esta carencia a medio plazo. Mientras tanto, la urgencia está en rescatar con vida de los escombros a las personas que continúan atrapadas. Una tarea que, a medida que pasan las horas, resulta más complicada para los bomberos.

Los bomberos recuperan el cuerpo de un niño de ocho años, sepultado por el barro durante las inundaciones en una favela de Río de Janeiro.
Los bomberos recuperan el cuerpo de un niño de ocho años, sepultado por el barro durante las inundaciones en una favela de Río de Janeiro.REUTERS
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