Un país clave para la guerra afgana

La inestabilidad política en Kirguizistán puede suponer una amenaza para el futuro de la base aérea que Estados Unidos mantiene en la antigua república soviética, un importante punto de apoyo logístico a las operaciones de la OTAN en Afganistán. Fuentes norteamericanas afirmaron anoche que la base funcionaba con total normalidad. Rusia tiene otra base en el país centroasiático.

La Administración de Barack Obama ha hecho todo lo posible para mantener unas buenas relaciones con el presidente Kurmanbek Bakíev, algo que ha molestado a la oposición. El dirigente kirguizo amenazó el año pasado con cerrar la base norteamericana de Manás, situada en las afueras de la capital, Biskek. Coincidiendo con el anuncio del cierre, Rusia aprobó una línea de crédito de 2.000 millones de dólares (1.500 millones de euros), una decisión que algunos analistas interpretaron como la recompensa de Moscú a Kirguizistán por cerrar la base estadounidense.

La base aérea de Manás es un punto logístico esencial para la OTAN

Pero Bakíev dio marcha atrás, después de que Washington aceptara una lista de nuevas condiciones, que incluía una considerable subida del alquiler que pagan por utilizar las instalaciones, hasta 60 millones de dólares anuales (45 millones de euros). Además, Estados Unidos envía ayudas al Gobierno kirguizo cercanas a 90 millones de dólares al año.

Por su parte, España se vio obligada a desalojar el año pasado el contingente que tenía desplegado desde 2004 en esta base, como apoyo logístico a su operación en Afganistán, al haber expirado el acuerdo con Kirguizistán.