Los niños británicos, juzgados como adultos
La edad de responsabilidad criminal en el Reino Unido, fijada a partir de los 10 años, es objeto de un intenso debate entre quienes rechazan que un niño sea juzgado como un adulto y aquellos que anteponen la gravedad del delito y la amenaza que entraña el agresor para la comunidad. En virtud de una de las legislaciones más duras de la Unión Europea, Jon Venables y Robert Thompson, ambos de 10 años, fueron condenados en un tribunal ordinario por el asesinato, en 1993, del pequeño James Bulger (dos años) después de someterlo a torturas y de mutilar su cuerpo.
Al cumplir los 18 años, la justicia les eximió de internamiento en una prisión convencional por considerarlos rehabilitados, pero Venables volvió a ser detenido el pasado marzo "bajo acusaciones extremadamente graves", según el Ministerio de Justicia (la prensa ha filtrado que se trata de un delito sexual).
El Gobierno sigue resistiendo las presiones para que desvele los motivos de arresto y la actual identidad del joven ("se está protegiendo a un criminal", alegan los tabloides y la madre de James Bulger) por temor a que sea objeto de represalias. Su foto, nombre y apellido, al ser fichado de niño por la policía, sí son bien conocidos entre la opinión pública, porque el juez permitió entonces que fueran divulgados contribuyendo a caldear los ánimos.
Quienes abogan por un trato diferente de los jóvenes criminales subrayan cómo la preservación del anonimato de dos menores de 10 y 11 años, condenados el pasado enero a un mínimo de cinco años de internamiento por torturar, abusar sexualmente e intentar matar a otros dos niños en el norte de Inglaterra, contribuyó a atemperar la reacción social. Y reclaman que se eleve la edad en que los niños británicos pueden ser juzgados, en línea con las reiteradas demandas de Naciones Unidas.
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