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Los talibanes atacan un consulado de EE UU en una nueva oleada de terror

El presidente de Pakistán propone una reforma de la Constitución

Un grupo de talibanes atacó ayer con armas y explosivos el edificio del Consulado norteamericano en la ciudad de Peshawar, en Pakistán, asesinando a cinco personas, dos de ellas guardas de seguridad locales, y dejando heridas a decenas de personas, según informó la Embajada de EE UU en Islamabad. En un atentado previo, un grupo de terroristas mató a 38 personas en un acto político en Timergarah, capital de distrito de Bajo Dir, en el noroeste del país, en la frontera con Afganistán.

El ataque en Timergarah, en el que además hubo unos 80 heridos, se dirigió contra una manifestación del partido laico Awami, cuya zona de influencia es la región pastún del noroeste del país y que ha apoyado las duras medidas del Gobierno en contra de los talibanes. En el atentado contra el Consulado estadounidense, un suicida empotró un coche cargado de bombas contra el edificio mientras un grupo de hombres vestidos de militares intentaba entrar en el recinto, armados con fusiles y granadas. Murieron, además de cinco civiles, tres terroristas.

"Este ataque, como el otro que ocurrió previamente en bajo Dir, que hirió y mató a muchos otros, refleja la desesperación de los terroristas, rechazados por la gente de Pakistán", dijo la Embajada de EE UU en un comunicado. La Casa Blanca expresó posteriormente una "profunda preocupación", según dijo su portavoz, Robert Gibbs, en rueda de prensa. El grupo talibán de Pakistán se atribuyó el ataque contra el Consulado.

El presidente paquistaní, Asif Alí Zardari, pidió ayer al Parlamento que apruebe una serie de reformas constitucionales por las que renunciaría a una buena parte de su poder ejecutivo, en aras de una mayor democratización y del alejamiento de los militares del poder político. Zardari pasaría a ser el jefe de Estado y daría más poder al primer ministro y al Parlamento. La transferencia de poderes afectaría a la capacidad para disolver el parlamento y al nombramiento de jefes militares y jueces.

"Esta iniciativa nos llevará a un nuevo comienzo del país", dijo. Con esas medidas, añadió, el país será "verdaderamente democrático y federal en espíritu, y se restaurarán los derechos de las provincias y la soberanía del parlamento".

Diversos analistas en Washington interpretan que ese aperturismo pondría en riesgo la alianza del Gobierno paquistaní con la Casa Blanca, forjada por el predecesor de Zardari, el general Pervez Musharraf, quien, tras un golpe militar, gobernó entre 1999 y 2008 y fue un firme aliado del ex presidente norteamericano George W. Bush en la invasión de Afganistán, cediéndole el uso de diversas bases aéreas a pesar de la oposición de buena parte de la opinión pública de Pakistán.

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El pasado 31 de marzo un portavoz de los talibanes declaró a un periodista del diario paquistaní Dawn que se iban a incrementar los ataques contra objetivos norteamericanos. El objetivo era "refrescarles la memoria sobre los ataques de la base de Khost". El 30 de diciembre de 2009, un atentado terrorista contra una base militar situada en esa localidad paquistaní mató a siete agentes estadounidenses, en uno de los principales golpes de los talibanes contra la CIA.

Policías paquistaníes y seguidores del partido Awami caminan entre los cuerpos de las víctimas de un ataque suicida en Timergarah.
Policías paquistaníes y seguidores del partido Awami caminan entre los cuerpos de las víctimas de un ataque suicida en Timergarah.AFP

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