El tren amarga la salida de vacaciones
La huelga de Renfe provocó trastornos y retrasos a los usuarios - En la capital se cancelaron más de 100 trayectos de media y larga distancia
"Estoy muy nerviosa, me tomo una tila y te atiendo". Dicho y hecho. Carmen Gaviño se toma la tila, sale de la cafetería de la estación de Atocha, la que está junto a los jardines, y empieza a hablar. Sigue igual de nerviosa, "atacaíta", según sus propias palabras. La mujer, de 65 años, salió ayer de su casa, en la provincia de Toledo, a las ocho de la mañana. Tenía que coger un AVE a las 9.20 para Madrid. Sin embargo, la primera estación estaba casi desierta.
"Me avisó una limpiadora de que hasta las tres y media no salía ningún tren para la capital", explicaba la viajera, que tenía que llegar con tiempo a Madrid para coger otro AVE con destino a Sevilla. La broma, según aseguró, le costó 70 euros de taxi desde Toledo a la estación de Atocha. "No me digas que no es para estar así", añadió, tras soltar un par de improperios contra Zapatero y contra la compañía ferroviaria.
Paula López, de 19 años, llegó a la misma estación desde Salamanca. Tampoco venía en tren. Hizo el trayecto en el coche de su padre -"no había ningún tren previsto ayer para nosotros", explicaba la chica- y tuvo que comprar un billete nuevo para Barcelona, tras perder la combinación por Zaragoza. "Esto son 85 euros más, sin contar la gasolina", protestaba ante un grupo de cámaras de televisión.
Gaviño y López fueron dos de los miles de afectados por la huelga nacional de trenes de Renfe convocada para ayer. Lo hizo CGT, un sindicato minoritario y, sólo en Madrid, supuso la cancelación de 109 trenes de media y larga distancia con destino o salida desde la región. En el caso de las cercanías, con unos servicios mínimos del 50% al 75% de los trenes, hubo retrasos de más de 20 minutos y una línea entera (C-9 Cercedilla-Cotos) que no funcionó en todo el día porque no estaba incluida entre los servicios mínimos que fijó el Ministerio de Fomento.
La estación de Chamartín pudo digerir sin demasiados problemas la protesta sindical contra el acuerdo que modifica las categorías profesionales de los trabajadores. Pero aunque la mayoría de los viajeros encontró tren, la jornada de protesta se cobró sus víctimas: los usuarios que salieron tarde a su destino.
Mientras, en las carreteras de la región parecía un día cualquiera en lugar de Miércoles Santo. No hubo apenas aglomeraciones en las vías, según informó la Dirección General de Tráfico (DGT). A mediodía se registraron retenciones en la A-1 en Algete, en la A-3 en Rivas-Vaciamadrid y en la A-5, cerca de Madrid capital y a la altura de Móstoles."Iba a viajar en AVE hacia Valladolid en el tren de las dos, que ha sido cancelado, y me han dicho que con el mismo billete me puedo meter en el regional que va a León y bajarme en mi destino, pero mucho más tarde, claro", relataba Alejandro Arnet, que recorrió con su madre, su suegra y su mujer un largo periplo de trenes y coches desde Ceuta, pasando por Sevilla. "Aún me queda la mitad del viaje, porque de Pucela me voy a un pueblo de Cantabria en coche alquilado, y con todo el retraso que llevo... a ver si llego a tiempo para coger el coche", se preguntaba agobiado. Y conclusión final: "Esto es lo que pasa cuando a tu madre no le gustan los aviones". Una perenne fila, de no más de cinco o seis personas, aguardaba ante el servicio de atención al cliente de Renfe en la estación de Chamartín para presentar reclamaciones. En Atocha, el paso por las oficinas de información también era un goteo constante. Muchos se quejaban de que se habían enterado ya en el andén. Renfe empezó a informar de la huelga del miércoles un día antes para "no crear alarma".
Celestino Bravo, de 77 años, fue previsor, quizá demasiado. Por miedo a perder el tren a Salou, programado a las 11.30, salió a las 8.00 de Las Rozas con su señora. No quiso usar las cercanías "por si acaso", así que combinó autobús y metro para llegar a Atocha. Y se presentó en las oficinas a las 9.00, dos horas y media antes de que partiera su tren, que no se vio afectado por las cancelaciones. Esperó todo ese tiempo sentado delante del jardín tropical. "Lo prefiero así, la verdad", aseguraba el viajero. Los hermanos Luis y Manuel Baena, de 20 y 18 años, tenían cerrado un trayecto entre Pamplona y Sevilla. Como su primer tren, a las 11.25, fue cancelado, les dieron dos opciones: o cogían el siguiente en clase preferente por 30 euros más o adelantaban el viaje a las 7.00 gratis. Eligieron no pagar más, pero tuvieron que esperar cinco horas en Atocha. "Hemos perdido el primer día de vacaciones", protestaba el hermano mayor.
Y mientras los viajeros de tren buscaban acomodo, en las carreteras madrileñas casi no se notó que era un día en el que muchos empezaban sus vacaciones. Hubo circulación lenta a mediodía y atascos a partir de las cinco de la tarde, según la DGT. Se esperaba más tráfico. Entre ayer y el domingo se prevén 1,9 millones de desplazamientos por las carreteras madrileñas. La carretera más afectada fue la A-6, con 10 kilómetros de retenciones por la tarde. Pasadas las nueve de la noche, no quedaba ni rastro de atasco en las salidas de la región.
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