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Reportaje:Atlas de mortalidad en la región

A más pobreza, más riesgos

La probabilidad de defunción es un 50% superior en zonas con peores condiciones socioeconómicas - En el caso del sida, se multiplica por cinco

A perro flaco todo son pulgas, dice el refrán. Y la estadística viene a corroborarlo. Los barrios y municipios más pobres presentan mayor mortalidad que los más ricos, según desvela el Atlas de mortalidad y desigualdades socioeconómicas en la Comunidad de Madrid. Hasta un 48% más en el caso de los hombres. Los autores del estudio quisieron comprobar si las condiciones socioeconómicas influían en el número de fallecimientos. Para ello crearon un "índice de privación socioeconómica" a partir de cinco indicadores básicos: tasa de desempleo, de trabajadores manuales, asalariados eventuales, instrucción insuficiente e instrucción insuficiente en jóvenes.

El mapa que se reproduce en esta página es el resultado de ordenar las 4.000 secciones censales en que se divide la región y dividirlas en siete grupos o septiles según el índice de privación. El resultado fue clarísimo. En el septil 1, el que presenta mejor situación socioeconómica, aparecieron estos distritos sanitarios: Majadahonda, Chamartín, Salamanca y Fuencarral. En el 7, el de peor situación, Vallecas, San Blas, Fuenlabrada y Usera.

En las clases más favorecidas hay más riesgo de contraer cáncer de mama
En mujeres, la diferencia entre las zonas más pobres y más ricas es del 14%
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Así, el 54% de las secciones censales con peor situación socioeconómica se localizaron en Madrid capital, sobre todo en el sur (Vallecas, Usera, Villaverde, Carabanchel, Latina y Moratalaz), este (San Blas) y centro. El resto, en el sur metropolitano (Fuenlabrada, Parla, Leganés y Móstoles) y el este (Alcalá y Torrejón). En el otro extremo, el 68% de las zonas con mejor situación están en la capital (Retiro, Salamanca, Chamberí, Moncloa) y en el oeste metropolitano (Pozuelo, Las Rozas, Majadahonda) y en el norte (Tres Cantos y Alcobendas).

Para calcular cómo influye la privación económica en la mortalidad, los investigadores dividieron las secciones censales en cuatro grupos o cuartiles. Resultó que en el cuartil más pobre la mortalidad general (en hombres) era un 48% superior a la del más rico. En mujeres, la diferencia no es tan grande: sólo un 14% más.

Por enfermedades, la mortalidad por sida es un 556% superior en las zonas más desfavorecidas (el 644% en mujeres). La cirrosis y otras enfermedades del hígado también golpean más a los más pobres, el doble en los hombres (el 56% más en mujeres). En el caso de la diabetes, el riesgo es un 29% superior en hombres y un 56% en mujeres. Sin embargo, también hay excepciones, sobre todo en el caso de la mortalidad en mujeres. Mientras los fallecimientos por cáncer de pulmón son un 60% superiores entre los hombres, la tendencia se invierte con las mujeres. Las que viven en zonas más pobres mueren por esa causa un 25% menos que las mujeres con mejores condiciones socioeconómicas.

Algo parecido ocurre también con el alzhéimer (un 26% menos) y con el cáncer de mama (un 5% menos), aunque Javier Segura, epidemiólogo y uno de los autores del atlas madrileño, precisa que en estos dos casos la posibilidad de error es superior. Un estudio similar de alcance estatal -el Atlas municipal de mortalidad por cáncer en España, realizado por el Centro Nacional de Epidemiología del Instituto de Salud Carlos III en 2007- ya advertía que estos tumores se dan con más frecuencia en las zonas más ricas, ya que las mujeres tienen los hijos más tarde y dan menos de mamar.

"El lugar en que resides denota, entre otras cosas, una condición socioeconómica, que a su vez es un importante determinante del riesgo de morir prematuramente", explica Segura. A más privación, más mortalidad, viene a resumir el estudio. Miquel Porta, catedrático de Salud Pública de la Universidad de Barcelona, señala el caso del sida. "Su impacto fue brutal en las clases trabajadoras, en mujeres seis veces más. Ni siquiera el tabaco, gran asesino, se ha cebado tanto". Segura destaca que la situación que dibuja el atlas recoge las muertes entre 1996 y 2003 y "refleja el impacto en la mortalidad de los factores de riesgo y condiciones de vida que se dieron o se acumularon en las décadas anteriores, tal vez de 10 a 25 años antes". Es decir, que el mapa es una fotografía de la exposición a riesgos de los habitantes de la región de Madrid en los años setenta y ochenta. "Hay algunas secciones que han tenido cambios importantes en la composición socioeconómica-demográfica de los últimos 20 o 30 años. Otras, no", afirma.

Las diferencias pueden tener muchas explicaciones, según los expertos. Pueden deberse a factores como los estilos de vida (el consumo de tabaco, la dieta...) o las exposiciones laborales, ambos determinados socialmente. No lo estarían tanto las exposiciones ambientales. "Las principales fuentes de contaminación en nuestra región son los vehículos de motor y, en menor grado en el pasado, las calefacciones de carbón o fuel", explica Segura. Lo que, en su opinión, complica el análisis, es que las industrias con mayor potencial contaminante se ubicaron en las áreas más deprimidas socioeconómi-camente, que después sufrieron un proceso de desindustrialización, "por lo que es difícil discriminar si el mayor riesgo de morir por estas enfermedades fue debido a exposiciones ambientales, laborales o estilos de vida determinados socioeconómica-mente".

"Un gestor tiene que saber cuáles son los patrones de mortalidad en su zona comparada con otras, porque él va a tener que atender más casos de una patología determinada", afirma Miquel Porta, catedrático de Salud Pública de la Universidad de Barcelona. Sin embargo, precisa que "intervenir sobre las causas supera al sistema asistencial; hay que pensar en prevención de verdad". El estudio, añade Segura, "nos aporta una información más fina para considerar en qué problemas de salud debemos priorizar nuestra actuación y en qué grupos sociales y en qué barrios hay mayores necesidades de salud".

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