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Reportaje:INTERNET

Revolución optimista en la red

Max tiene 12 años, dos gatos, un perro y muchos sobresalientes. Es de Toronto (Canadá), pero vive con su madre en un típico chalé norteamericano de un barrio de Orlando, donde se ve poca gente porque cada uno está metido en su casa. Y no habría nada más que decir de este chico de ojos grandes porque su vida parece bastante prototípica. Pero no es así: de cuatro de la tarde a nueve de la noche trabaja en una página web que es mitad periódico y mitad programa de televisión que sólo ofrece noticias positivas. Él es el director. Él la fundó en 2007 y ha estado acreditado para los pasados Juegos Olímpicos de Invierno en Vancouver. Weekend News Today (www.hnheadlines.com) cuenta historias personales positivas, explica cómo es el coche más barato que se vende en EE UU o entrevista al inventor del juguete que crea pompas de colores. Max se va a la cama a las nueve de la noche y se levanta a las cuatro de la madrugada. Para trabajar más.

Para el creador de noticiaspositivas.net, "el cambio tiene que salir de las personas, de los microproyectos"
Frente a estosololoarreglamosentretodos.org, en Facebook se planteó el combate con estodeberianarreglarlolosquelojodieron.org

-¿Y cuándo haces los deberes?

-En el autobús del colegio.

-¿Qué dicen tus padres de que trabajes tanto?

-Están muy orgullosos. Yo me organizo con los estudios.

-¿Cómo se te ocurrió el proyecto?

-Cuando una profesora mencionó que odiaba ver noticias tristes.

-¿Cuáles son tus hobbies?

-Noticias, noticias, noticias. ¡Es emocionante! Pero nunca decimos nada negativo. Es una promesa.

El extracto de la conversación con Max a través del chat de Skype (supervisada por su madre desde otro ordenador) es suficiente para acercarse al ideario de un chico que está harto de catástrofes y quiere dar a conocer el lado menos oscuro de la vida. Y él sólo es la punta de lanza. Con la crisis y su porción diaria de tragedia han surgido como setas blogs y sitios online que pretenden darle un meneo al mundo para que espabile. Insuflar aire fresco a la sociedad. Después de casi dos años de recesión y unos cuantos más de agresión al medio ambiente, existe en la red una oleada de ciudadanos de a pie que piden información para el cambio. Es la revolución optimista. Y es planetaria.

Otro mundo es posible. La vieja consigna de los movimientos sociales y antiglobalización parece renovarse. "Hay un desafío que va con nuestro planeta", claman los hermanos Sebastián y Cristóbal Díaz, chilenos, que pusieron en marcha el año pasado El Buen Diario (www.elbuendiario.cl). Dicen: "Tiene que ver con nuestra existencia y nuestra evolución como seres. Debemos generar un cambio ahora. Si no, va a llegar un punto de no retorno. Tenemos que construir una sociedad comprometida con nuestro ambiente, dejar de lado lo económico y conectar con lo esencial del ser humano". Su sitio, sin publicidad y sin sentido comercial, es así: "Primer vuelo solar", "Jóvenes y niños discapacitados se integran en la sociedad a través del teatro", "Fútbol como liberación entre las rejas del Robben Island".

Jorge Dobner, con sus 62 años, está ya de vuelta de todo. En 2008 fundó el portal En Positivo, pero sólo duró un año. Falta de presupuesto. Ahora, este periodista ya retirado actualiza cada día una página mucho más modesta, El Mundo en Positivo (www.elmundoenpositivo.com). No quiere estarse quieto. "No se trata de pasar por alto los tiempos difíciles que vivimos", apunta, "sino de dar visibilidad a las iniciativas que generan buenas noticias todos los días y devolverles el espacio que les corresponde". Dobner, argentino con más de 30 años viviendo en España, cree que la mayoría de los habitantes del planeta se levantan cada día para mejorar su vida. "Siempre han existido guerras, crisis, epidemias y catástrofes, pero siempre el mundo avanzó porque siempre hubo más gente construyendo que destruyendo". Y resume su discurso: "Hay que recuperar la confianza en el ser humano".

¿Y se puede? Con este panorama de burbujas que se desinflan, el paro y el sálvese quien pueda, ¿de verdad se puede? Dobner clava la mentalidad que describe Manuel Almendro en su libro La psicología del caos. "La seguridad material es cada vez menos segura. Estamos al final de una civilización y por eso nos encontramos en este proceso de caos. Es un salto evolutivo importante. La crisis nos empuja a la renovación porque nos encontramos en el posconsumismo y el posmaterialismo y existe un proceso de unificación de la conciencia", explica Almendro de carrerilla como una lección aprendida. "La crisis económica se une a la crisis de valores. El estado de conciencia del planeta cambia porque un individuo no es una máquina programada, sino un ser consciente. Está emergiendo la importancia del interior del ser humano. La cultura occidental ha pecado de no hacerle caso, e incluso, la Organización Mundial de la Salud alerta de ello". Vivir al día, hacerse rico y gastar, mandamientos para muchos.

A Graham Forrest, un traductor inglés que vive en España, le pone de los nervios ese tipo de cosas. Eso de la rentabilidad, los dividendos y la carrera por subir en la escalera social. "Me mueve la injusticia y yo intento combatirla", responde de sopetón este tipo afable que contesta como un mantra: "Positivamente, sí", en lugar de un simple "sí". Por eso creó Noticias Positivas (www.noticiaspositivas.net) en 2008. Lo hace sin esperar nada a cambio. Por amor al arte. Le ayudan dos amigos y cada día envían a los suscriptores de la página una noticia positiva. Sin contar la ración semanal de cuatro o cinco artículos propios que cuelga en la web. A Graham le gusta el desarrollo sostenible, la economía solidaria, la banca ética, la vida sana y la tecnología limpia. "Queremos animar a la gente para que participe en otros proyectos y damos prioridad al desarrollo local", apunta. "Creemos que el cambio tiene que salir de las personas". La clave, asegura, es la creación de pequeñas redes humanas. "Microproyectos, muchos microproyectos por todo el mundo".

Graham no conoce a Achim. No se ha puesto de acuerdo con ella para pensar igual. Achim Kram es una londinense que se hartó de trabajar en una compañía estadounidense y en 2008 se metió en un berenjenal: lanzó Optimist World (www.optimistworld.com). "Nos gusta contar a nuestra audiencia el buen trabajo que hacen las organizaciones benéficas y las empresas con sus programas de responsabilidad social", relata. "Nadie vendrá a nosotros para conocer las últimas noticias de una catástrofe como la de Haití, pero intentamos dar cinco minutos de positividad al día". Por ejemplo, cuando ocurrió el terremoto en el país caribeño, ella recogió reportajes como el de Charlie Simpson, un renacuajo de siete años que se paseaba por su barrio de Londres pidiendo donativos. Como el nuevo boca a boca se ejerce en Internet y en las redes sociales, gente de muchos países comulgó con la iniciativa de este niño. La recaudación casi llegó a las 200.000 libras. Achim piensa que historias como ésta también hay que contarlas. No sólo muertos y fantasmas deambulando por los escombros. Ah, y Good News Gazette (www.goodnewsgazette.net) y Sólo Buenas Noticias (www.solobuenasnoticias.com) tienen el mismo chip.

Con los dramas, el mundo se reblandece. Lo ha comprobado Geraldine Weiss, una inglesa que se adelantó a toda esta movida en 1997 con The Good News Network, aún en funcionamiento. ¿Visionaria? Puede que sí. Geraldine ha visto cómo el tráfico de su web experimentó un alza importante el 11 de septiembre de 2008, cuando quebró Lehman Brothers. "Es en una crisis, cuando no hay más que cosas malas, el momento en que la gente realmente quiere buenas noticias", teoriza ella. Este portal tiene hoy 15.000 personas registradas que pagan dos euros al mes, y 7.000 que reciben un extracto semanal gratis. A Geraldine le llegan correos electrónicos donde los lectores dicen que sonríen.

Esta revolución hierve al calor de la web 2.0, donde se difuminan las figuras de emisor y receptor. Weekend News Today, el portal del niño que estudia de camino a casa en el autobús de la escuela, ha conseguido atraer a su causa una decena de jóvenes de todo el orbe de entre 12 y 25 años. Para que aporten, sin ninguna retribución, historias positivas. Y los lectores, según cuentan los administradores de este tipo de páginas, proponen artículos y nuevos enfoques para acercarse al mundo. En www.cadenadeoptimismo.org se han propuesto crear la cadena de contenidos felices y vitalistas más larga de la red. Los usuarios eligen un avatar (ardillita, elefantito, pajarito) y van enlazando contenidos en materias como ecología, Tercer Mundo o vida personal. El Twitter de Notipositivas registra el espíritu zen de las noticias diarias. Son los microproyectos a los que se refería Graham.

Hace cosa de un mes apareció en los medios un anuncio de estética simple que rezaba: estosololoarreglamosentretodos.org. El texto de la publicidad apelaba a los ciudadanos a que no desistieran, a que tuvieran ilusión. En la web de la iniciativa se animaba a la participación. La campaña, de primeras, generó simpatía. Y a los pocos días, un rechazo por parte de mucha gente: detrás estaban grandes empresas. Facebook incluso extendió el grupo de fans estodeberianarreglarlolosquelojodieron.org, con más de 80.000 miembros. En ellos se demonizaba a esos grandes conglomerados por querer culpar al ciudadano común de los traspiés del capitalismo. "¡Ya es hora de que sean los poderosos los que arrimen el hombro de una puta vez, que los demás llevamos casi dos años haciéndolo!", se arengaba. Una contracampaña ciudadana.

Con la credibilidad del sistema bajo mínimos, es la gente que pisa la tierra la que combate. Álex Rovira, conferenciante, emprendedor y autor de libros como La buena crisis o El laberinto de la felicidad, sufre también esa sensación de agotamiento. Aboga por un contrapoder: "Tenemos que templar el agua emocional y contrarrestar la acidez cotidiana. Hay millones de personas con coraje, humildad y responsabilidad que ponen su talento al servicio del amor y la justicia social. Somos muchos los que ya no creemos en los partidos políticos, pero sí en las personas. Arremanguémonos y que no nos estorben los dirigentes".

Max, el niño de 12 años, aún no es muy consciente del hastío vital del mundo. Sólo sabe que las noticias optimistas le hacen sentir bien. Una pregunta más:

-¿Y qué dicen tus amigos de todo esto?

-Bueno, creen que soy famoso. Y eso es guay, ¿no?

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