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Necrológica:
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

Jim Marshall, el fotógrafo esencial del rock

Es mítica su imagen de Johnny Cash con el dedo corazón alzado

Fernando Navarro

"Echando la vista atrás, me doy cuenta de que estuve ahí, en el comienzo de algo especial, era como un historiador. Había honestidad en mi trabajo, del que me siento orgulloso. Me siento bien cuando pienso que realmente he capturado algo alucinante". El fotógrafo Jim Marshall, fallecido el 24 de marzo a los 74 años en un hotel de Nueva York, habló así al editor de la revista Rolling Stone, Jason Fine. Ciertamente, Marshall, con su inseparable cámara, estuvo en mitad de todo el estallido. El rock tiene que agradecerle su brillante capacidad para captar la esencia, el sabor de la eclosión de la música que rompió las barreras convencionales y raciales de la sociedad occidental y dio forma a la cultura juvenil.

Durante medio siglo, la mirada de Marshall, nacido en Chicago en 1936, fue la más apasionante del rock, cuando la imagen en todo su esplendor ayudó a definir el sonido de la calle. Comenzó en 1959, cuando la primera ola del rock había pasado por encima de la sociedad biempensante de EE UU. Pronto se subió a esa cresta. Fue fotógrafo oficial del legendario festival de Woodstock en 1969 y tuvo acceso a artistas como los Beatles, Rolling Stones, Bob Dylan, Jim Morrison, los Who, Miles Davis o Led Zeppelin, entre otros muchos. Era el fotógrafo preferido de Janis Joplin. Se le atribuyen más de 500 carátulas de álbumes.

Con las puertas del rock abiertas de par en par, Marshall retrató sus días de gloria. Suyas son imágenes inolvidables, como aquélla fechada en 1969 en la que Johnny Cash muestra en la prisión de San Quintín su dedo corazón bien alto, repleto de rabia, definiendo la actitud desafiante, forajida e independiente del hombre de negro. ¿Se podría entender a Johnny Cash sin esa imagen? Seguramente, no sería lo mismo. Y así con tantas.

Otra instantánea inmortal mostraba a Jimi Hendrix quemando su guitarra en el Festival de Monterrey en 1967. Aquel fuego, con Hendrix de rodillas, daba el significado místico al mejor guitarrista de la historia. Otros momentos gloriosos sirvieron para impulsar la imagen naíf del jovencísimo Bob Dylan en el Festival de Newport o junto a Joan Baez, o estar en la famosa gira de Greatful Dead con sus experimentos con LSD.

Son imágenes de vital importancia en el imaginario colectivo. Porque en el amplio espectro de la música popular, la fotografía rock es una categoría en sí misma. Y, sin duda, Marshall era una de las grandes estrellas del género, capaz de transmitir, e incluso superar, la fuerza innata del fenómeno cultural. Sus fotografías eran retratos de un mundo cambiante, instantáneas cargadas de movimiento, repletas de vitalidad. Dice el jefe de Rolling Stone, revista para la que trabajó, que Marshall era "un tío intenso, volátil, impredecible, divertidísimo, algo exasperante, pero siempre encantador e increíblemente generoso". Vamos, como sus grandiosas fotografías.

Jim Marshall, en su casa de San Francisco, en 2002.
Jim Marshall, en su casa de San Francisco, en 2002.ASSOCIATED PRESS

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Sobre la firma

Fernando Navarro
Redactor cultural, especializado en música. Pertenece a El País Semanal y es autor de La Ruta Norteamericana. Ejerce de crítico musical en Cadena Ser. Pasó por Efe, Abc, Ruta 66, Efe Eme y Rolling Stone. Ha escrito los libros Acordes Rotos, Martha, Maneras de vivir y Todo lo que importa sucede en las canciones. Es de Madrid.

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