Catástrofes
Últimamente parece que no ocurren más que desgracias: crisis económica, violencia de género, terremotos, huracanes e inundaciones. La tierra sacude constantemente diversas naciones: Haití, Turquía y Japón son sólo unos ejemplos. Pero no tenemos que irnos tan lejos. En Andalucía mismamente, las aguas se desbordan por todos lados. Lo más curioso es que, en la pobre isla de las Antillas, con un seísmo notablemente menor que en otros casos, las víctimas multiplican a la de estos últimos. La pobreza azota las vidas de los haitianos y, encima, Dios los castiga con un terrible suceso de magnitudes que escapan a nuestro entendimiento.
Es injusto, los atroces atentados del 11-S siguen contando con espacio en noticiarios y diarios, pero las decenas de miles de muertos y heridos de la antigua colonia francesa parece que ya no existen. Algunas vidas valen más que otras. Quizá habría que buscar la causa de ello asentada también en el cambio climático y el capitalismo voraz de los tres mundos.
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