Horta se queda en agua de borrajas

La comisión de investigación de Horta de Sant Joan no ha servido para que Gobierno y oposición consensúen un relato único sobre lo que ocurrió el 21 de julio de 2009 en el macizo de Els Ports. Un incendio acabó ese día con la vida de cinco bomberos de élite de la Generalitat y los partidos siguen enrocados en sus planteamientos. Como al principio.

Para el PSC, Esquerra e Iniciativa, la muerte de David Duaigües, Jordi Moré, Ramon Espinet, Jaume Arpa y Pau Costa fue una "tragedia inevitable", en la que confluyeron factores imprevisibles y excepcionales. De modo que no cabe hablar de responsabilidades políticas. CiU, el PP y Ciutadans exigen, por el contrario, el cese del consejero de Interior, Joan Saura, y de otros mandos de su departamento: el número dos, Joan Boada, y la directora general de Prevención y Extinción de incendios, Olga Lanau. Y tras escuchar a casi 50 personas en el Parlament -bomberos y agentes rurales, entre otros-, siguen pensando que hubo descoordinación en el operativo antiincendios en el que perecieron los cinco miembros del Graf de Lleida.

Alejados en sus conclusiones políticas, los seis grupos del Parlament sí acordaron, al menos, un dictamen con 66 propuestas para mejorar la coordinación y las condiciones de seguridad de los bomberos. El objetivo es que jamás se repita una tragedia de la magnitud de la de Horta y, de paso, evitar la sensación de que la comisión ha sido un fracaso. Para el Ejecutivo, que desde el primer momento se opuso a crear la comisión y piensa que el informe elaborado por el Departamento de Interior recoge con fidelidad los hechos, ésta es la única herencia positiva que dejan los trabajos parlamentarios. "El Parlamento quiere extraer lecciones de la experiencia vivida (...) incorporando mejoras en la prevención y la extinción", según el dictamen consensuado ayer y que se vota hoy antes de elevarlo al pleno. La oposición considera que las propuestas suponen para el Gobierno la aceptación tácita de que algunas cosas se hicieron mal.

La mayoría de las iniciativas ya fueron planteadas por el consejero de Interior, Joan Saura, en su comparecencia. Buena parte de ellas plantean revisiones de los protocolos de seguridad: se creará la figura del oficial de seguridad -que tendrá una unidad de apoyo logístico-, se revisarán las maniobras de autoprotección (en especial las de los Graf) y se aumentará la formación de los bomberos a la hora de tomar decisiones en momentos críticos. Un debate que surgió en el seno de la comisión -¿hay que dejar quemar los bosques cuando las vidas de los bomberos estén en riesgo?- se ha dejado, por ahora, en el aire.