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Columna
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Milwaukee o Detroit

Ya conocen a Eduardo Punset, ese fantástico divulgador científico que trata de explicarnos cómo funciona el inmenso laberinto de laberintos que es la mente humana. La verdad es que cuanto más la entendemos (que todavía es casi nada), más abracadabrante resulta (para utilizar un adjetivo caro a Punset). Por ejemplo, según explica, dejándonos llevar por nuestras corazonadas, por nuestra intuición, tenemos tanta o más posibilidades de acertar que tomando decisiones guiadas por la razón. Lo que se justificaría por razones evolutivas: puesto que a lo largo de la evolución, la conciencia o los pensamientos conscientes son muy recientes, y durante los millones de años anteriores nuestros antepasados han vivido sin ellos, el pensamiento inconsciente tiene tanta o más experiencia a la hora de guiar una respuesta o una acción correctas.

Pero ¿acaso no es mejor tener cuanta más información posible? Depende de los casos, afirma Punset, relatando a continuación el famoso experimento de Milwaukee y Detroit. "A la pregunta de qué ciudad es mayor, el 60 % de los norteamericanos acertó: Detroit. A la misma pregunta, el 90 % de los alemanes acertó. ¿Por qué aciertan más los alemanes? Sencillamente, porque no tienen ni idea de Milwaukee. Cuando puedes disponer de toda la información necesaria, entonces es mejor la decisión racional; ahora bien, cuando no dispones de toda la información, es mejor tomar decisiones inconscientes".

El experimento me ha recordado algo. Verán, yo no sé apenas nada de fútbol, ni lo sigo, ni me interesa especialmente. Sin embargo, a veces me animan para que haga la quiniela. Doy los resultados de cada partido con rapidez, siguiendo mi intuición (basada en conocimientos vagos y generales de lo bueno o malo que es cada equipo, de lo mucho o poco que me suena). Soy como uno de esos alemanes que sentencian: Detroit, o sea, 2. En cambio, los que saben de esto, los que absorben toda la información deportiva que se transmite a diario durante horas por todos los medios, han de realizar una compleja ecuación antes de rellenar la casilla: los últimos fichajes del equipo, la estrategia de su actual entrenador, las lesiones que ha habido en los últimos días, el posible once titular, etcétera; suman, restan, multiplican y sentencian: 1, o sea, Milwaukee.

Pues resulta que he acertado 10 multitud de veces, y hasta 11, una media de aciertos bastante superior a la de los expertos (aunque de ahí no he pasado, no se vayan a creer que mi teoría es tan maravillosa -¡por ahora!, sólo llevo pocos meses- como para enriquecerme gracias a mi ignorancia). Querido Punset, ¿qué nos enseña todo esto sobre nuestra mente? Pues todavía poco. Los verdaderos problemas en nuestra vida personal y social sobrepasan con creces estos pequeños juegos dicotómicos. Pero tú sigue ilustrándonos sobre los misterios del laberinto, haz el favor.

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