Grandes hospitales con los quirófanos a punto
Las bombas explotaron entre las 7.39 y las 7.42. Los trenes iban llenos. Hubo muchas víctimas. Pero que el atentado se produjera tan pronto ayudó a que los hospitales estuvieran mejor preparados. "El tamaño grande de los hospitales más cercanos y la hora temprana de las explosiones permitió que hubiera muchos quirófanos vacíos a la espera de las intervenciones programadas para ese día", señala el estudio. "Gracias a esa afortunada circunstancia, ni un solo caso urgente tuvo que esperar una sala de operaciones". Los especialistas más demandados ese día y los siguientes fueron ortopedas, cirujanos generales, plásticos, maxilofaciales y neurocirujanos, además de anestesistas e intensivistas.
A los siete centros (Marañón, 12 de Octubre, La Paz, Getafe, Ramón y Cajal, Clínico y La Princesa) llegaron 775 pacientes, pero el trabajo sólo recogió datos de 512 de ellos. No tuvo en cuenta a los más leves, como los que llegaron con contusiones superficiales o los que presentaban choque emocional, aunque algunos estuvieron ingresados más de 24 horas. El estudio, que ha recibido el último Premio Nacional de Cirugía que concede la Asociación Española de Cirujanos, no incluyó casos de choque emocional "por su abrumador predominio".
El objetivo del estudio no fue otro que ayudar a planificar la respuesta hospitalaria ante un atentado terrorista en lugares cerrados, algo que, afortunadamente, se produce con poca frecuencia. "Hay un gran interés a nivel internacional por conocer el tipo de lesiones que producen las explosiones", explica el coordinador, Fernando Turégano. "Hay lagunas de conocimiento en víctimas civiles porque los médicos no estamos habituados a ver estas lesiones, a diferencia de los médicos militares".
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