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España sufre en dos años la mayor caída de ingresos públicos de la UE

La burbuja hinchó la recaudación entre 20.000 y 30.000 millones de euros

Alejandro Bolaños

"Hay ingresos que no van a volver". La vicepresidenta económica, Elena Salgado, recurre a menudo a esta advertencia para explicar por qué el Gobierno se ha embarcado en un drástico plan de ajuste, de más de 50.000 millones, en el gasto público. Como ocurre con las imágenes, los números pueden ser más elocuentes que las palabras: en sólo dos años, el peso de los ingresos públicos en el PIB ha pasado del 41,1% al 34,6%. A las arcas llegaron el año pasado 65.000 millones menos que en 2007. La comparación con otros es esclarecedora: ningún país de la UE ha sufrido esa merma de recaudación.

La mayor recesión en décadas se sobra para explicar el descenso de ingresos públicos en otros países. Pero no alcanza para España, donde, además, la caída de la actividad (el PIB bajó un 3,6% en 2009), aunque más prolongada, es menos intensa. Los expertos vuelven la vista a lo que ocurrió antes, cuando la recaudación engordaba año a año. Y se topan con la burbuja inmobiliaria.

El volumen de dinero ligado al ladrillo no volverá, advierte Salgado
El peso en la recaudación autonómica llegó a alcanzar el 12%

Cuando un trabajador logra un aumento de sueldo puede creer que tiene más dinero. Pero si la subida salarial no compensa la inflación, en realidad tiene menos. Es una trampa que los economistas llaman ilusión monetaria. La economía española, y sus gestores públicos, optaron por cerrar los ojos y dejarse engatusar por la ilusión inmobiliaria. Entre 1997 y 2007 se construyeron de media casi 700.000 viviendas al año, más del doble que en la década anterior. El empleo asociado al sector se multiplicó, como los beneficios de constructoras y promotoras. Las compraventas se duplicaron y el alza de precios, con puntas superiores al 20% anual, rozó el disparate. Todo ello repercutió en más ingresos fiscales.

Con el nuevo maná, la Administración logró los primeros superávit. Pero la realidad, ahora que la crisis ha roto el espejismo, dice que gastó de más. "Sin datos detallados de Hacienda es difícil evaluar cuánto del superávit venía del boom inmobiliario. Diría que, al menos, entre el 2% y el 3% del PIB", estima Jesús Fernández-Villaverde, profesor de Economía en la Universidad de Pensilvania (EE UU).

Esa cifra sitúa el exceso -los ingresos que no volverán, en palabras de Salgado-, entre 20.000 y los 30.000 millones de euros. No es poco: el Estado destinó una cantidad similar a los intereses de la deuda pública en 2009 (23.000 millones) o a las prestaciones por desempleo (31.000 millones). Las estadísticas de ayuntamientos y comunidades se publican con retraso y no siempre es fácil distinguir qué parte de la recaudación corresponde al sector residencial. Pero aún así, los primeros datos corroboran que las estimaciones no van mal encaminadas.

"El auge inmobiliario entre 1998 y 2006 habría supuesto un aumento acumulado de recaudación de en torno a dos puntos porcentuales del PIB", afirmaba en junio de 2008 el Banco de España. El supervisor alertaba del efecto de la burbuja (sin nombrarla) en el IVA (grava las viviendas nuevas) y el impuesto sobre transmisiones y actos jurídicos documentados (gravan las usadas), y en menor medida, en el impuesto de sociedades (por los beneficios de constructoras y promotoras). Un análisis muy similar realizó hace tres meses el servicio de estudios del BBVA, que cifraba en el 2,5% del PIB los ingresos dopados por la burbuja de activos hasta 2007.

Ni el BBVA ni un informe de la Comisión Europea de 2007 discriminan cuánto de la recaudación por beneficios empresariales derivados del boom corresponde al sector inmobiliario y cuánto al financiero, que coprotagonizó la revalorización de la Bolsa española en esos años. Pero su peso es innegable: en 2001, el 15% los beneficios gravados por el impuesto de sociedades correspondía al ladrillo; en 2006 rozaba el 23%. "El efecto en la recaudación asociada a la burbuja de activos en España se situaría entre el 2% y el 3% del PIB", concluía el informe de Bruselas.

Golpe a las comunidades

La recaudación del IVA y del impuesto sobre transmisiones patrimoniales dan las primeras pistas. Entre 2007 y 2009, el IVA se ha dejado 12.000 millones. De ellos, 4.000, según datos oficiales, corresponden a la compra de vivienda nueva: en dos años, las operaciones inmobiliarias han pasado de aportar el 11% del IVA al 6%.

"El descenso en el impuesto de transmisiones patrimoniales y actos jurídicos documentados es brutal", añade Luis del Amo, gerente del Registro de Economistas Asesores Fiscales (REAF). Según el Instituto de Estudios Fiscales, dependiente de Economía, los 16.600 millones que sumaba la recaudación de ambos impuestos en 2007 encogió hasta 9.500 millones un año después. Son más de 7.000 millones (un 0,7% del PIB) de pérdida, a falta de los datos de 2009. Un golpe para las arcas autonómicas, que llegaron a captar el 12% de sus ingresos tributarios con estos impuestos.

Para golpe, el de los ayuntamientos. Si el IVA y el impuesto de transmisiones patrimoniales y actos jurídicos originan cerca del 50% de la recaudación asociada al ladrillo, según el BBVA, buena parte del resto entra en la saca municipal. Un 20% corresponde a licencias de obras, a plusvalías por el valor del suelo, a ingresos por aprovechamientos especiales o a venta de terrenos. Una cantidad que supuso el 11,5% de los ingresos municipales en 2006 y que ahora, según Del Amo, "se ha esfumado casi en su totalidad".

Sin poder calibrar el impacto en el IRPF o en el impuesto de sociedades, la merma rondaría el 1,8% del PIB. Ahora queda apretar el cinturón del gasto público. "La recuperación nos permitirá bajar el déficit a cerca del 5% del PIB, pero en ausencia de otro boom, el presupuesto no se equilibra", concluye Fernández-Villaverde.

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