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"La última vez que fui a recoger un premio me detuvieron", declara el cineasta

Roman Polanski fue anoche el indiscutible protagonista de la clausura de la Berlinale a pesar de su ausencia forzosa. El cineasta, que recibió el Oso de Plata como mejor director por su película The ghost writer, sigue bajo arresto domiciliario en Suiza. "Aunque hubiese podido no habría ido, porque la ultima vez que fui a recoger un premio me detuvieron", dijo el cineasta por boca de los productores del filme, Alain Sarde y Robert Benmussa, al recoger el galardón.

El cineasta revivía así su detención en el aeropuerto de Zurich (Suiza) en septiembre pasado, cuando se dirigía a recoger un premio honorífico por su carrera.

Polanski se encuentra huido de la justicia estadounidense desde 1978, tras reconocer haber mantenido relaciones sexuales contra la voluntad de Samantha Geimer, que entonces tenía 13 años. Fue acusado en primera instancia de seis cargos, incluido el de violación. El cineasta se declaró culpable, pero huyó de Estados Unidos la víspera de su sentencia. A pesar del largo tiempo transcurrido desde entonces y de que la víctima decidió perdonarle, la justicia interpretó que el proceso seguía abierto. La detención levantó una gran polémica, tanto a favor como en contra del procesamiento del director franco-polaco, que había eludido los viajes a EE UU para no ser arrestado.

Alain Sarde aseguró ayer que el Oso de Plata concedido al director es un premio que honra "su figura, su película y su carrera". Sarde, quien habló con Polanski por teléfono antes de comparecer ante la prensa, afirmó que el realizador está "complacido y honrado" con el premio, informa Efe. "Somos amigos y trabajo con él desde hace más de 20 años. Nunca discutimos esos temas. Y no vamos a empezar a inmiscuirnos en su vida privada precisamente esta noche". Añadió que el cineasta atraviesa "unas circunstancias difíciles" y, sin embargo, "sigue trabajando".

No fue una gran sorpresa la decisión del jurado de Berlín. Hace días corrían voces acerca de la posibilidad de que el cineasta recibiese un premio "político". Para muchos, la mera presencia de su película en la Berlinale había sido interpretada como una especie de consolación o una rehabilitación del director por parte de la Berlinale.

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