Aceptable, pero sólo se habla español

Barcelona gana a Madrid en transporte público. Al menos, ésa es la conclusión del último informe del RACE, publicado ayer, en el que se analizan autobuses, metro y trenes de 23 ciudades europeas y se elabora una lista en función de la calidad del servicio. Madrid no sale muy bien parada. Ocupa el puesto 19. El sistema de transporte recibe la calificación de "aceptable", según el estudio. En el octavo puesto queda Barcelona, con un resultado general "satisfactorio". Son las únicas capitales españolas analizadas. Entre ambas quedan París o Bruselas. Y por detrás, también con resultado aceptable, la red londinense.

¿Cómo se hizo la clasificación? Expertos de la Universidad de Stuttgart recorrieron media Europa entre octubre y diciembre de 2009 para observar con lupa estos aspectos: duración de los viajes, transbordos, accesibilidad, información y oferta de billetes. La ciudad con mejor transporte público y con una calificación de "muy satisfactorio", es Múnich. A la cola está Zagreb.

En Madrid, los expertos de la Universidad de Stuttgart se movieron por la Puerta de Toledo, la Casa de Campo, Alonso Martínez, Chamartín, Sol, Atocha o San José de Valderas, en Alcorcón. Y le encontraron pegas a la conexión con el aeropuerto (que es más lenta que la media, según el informe) y a que en las taquillas no se hablen más idiomas que el español. Punto negativo también para la escasez de guías para ciegos y de mapas de la línea en los autobuses. El informe observa cierta dificultad para aparcar bicicletas en el transporte de Madrid, y recuerda que la capital aún no tiene sistema de alquiler de bicis (previsto para mayo de 2011).

Lo mejor, las conexiones con el centro (son un 33% más rápidas que la media europea) y las del extrarradio (un 25% más veloces). Otros puntos positivos son la abundancia de máquinas expendedoras en varios idiomas, la buena atención en las taquillas y los asientos especiales para discapacitados, mayores y embarazadas.

El estudio, disponible en la web www.race.es, destaca también las conexiones rápidas en el centro de Barcelona (un 10% más que la media), atención bilingüe o mapas fáciles de entender; además, valora positivamente el sistema de alquiler de bicicletas. Pero pincha en las conexiones en el extrarradio (más lentas que la media) y en la falta de líneas de guías para ciegos.

La accesibilidad es baja en todas las ciudades. Sólo una tercera parte de las estaciones analizadas están equipadas con sistemas para guiar a ciegos y sólo una de cada cinco permiten el acceso sin dificultad a los usuarios que viajan con sillas de ruedas.

Lo mejor de Múnich, en primer lugar, son las rápidas conexiones, la abundante información en las paradas y una web "impresionante", aunque el precio es de los más caros. Zagreb, la última, está mal conectada con el aeropuerto, al que sólo llegan autobuses sin paradas en el centro de la ciudad.