"Fuera del padrón, querida, sois turista"
Gallardón ironiza en su discurso de carnaval sobre la crisis y el empadronamiento de inmigrantes - Leyó frases interpretables sobre su relación con Aguirre
Llegó animado y con ganas de hacer trabajar a los gallardonólogos. Traía su ya tradicional discurso del Entierro de la Sardina bajo el brazo y anunciaba una tarde entretenida para los que quisieran ponerse a interpretarlo. Hace tres años, en las mismas fechas, cuando empezó este juego, Alberto Ruiz-Gallardón soltó aquello de Doña Cuaresma, "la del gesto agrio y estricta conducta". Desde entonces todos miran a Aguirre cuando termina el carnaval en el Ayuntamiento. Ayer tampoco decepcionó a la parroquia. La crisis, críticas a la negativa de algunos alcaldes a empadronar inmigrantes e interpretables y permanentes alusiones a la presidenta de la Comunidad de Madrid fueron los ejes principales de la broma carnavalera. Pero también hubo alguna pullita para Zapatero y su ayuda de los 420 euros.
"La sardina, mutada en tiburón, mostró la aleta", soltó el regidor
Este año la sardina era, en principio, un inmigrante que llega a Madrid. Pero en carnaval ya se sabe, detrás de la máscara puede andar cualquiera. "Un insensible le dijo, fuera del padrón, querida, vos sois turista, inscribiros sería cosa indebida. Mas cómo negar doctor y maestro a quien cada día, llueva o truene, se afana en demostrar su valía". Toma. La primera en la frente, contra el alcalde del PP de Torrejón, Pedro Rollán (que aplicaba una exótica doctrina en inmigración), y a todo el Gobierno de la Comunidad, que le apoyó.
Y luego ya entraron posibles alusiones a la que un día fue Doña Cuaresma. A sus verdaderos sentimientos, que se conocerían, pongamos, si alguien oyese algún día a micro abierto algo sobre alguna tercera persona (¿quizá el famoso hijoputa?): "Pues le he de vengar quitando la máscara a esa chavea para que su identidad de una vez el mundo vea".
Pero no, ahí volvió a retroceder y quiso negar sus insinuaciones: "Murió así la conjetura, vimos a la filistea: ¡es la crisis!, de todas las desgracias gran albacea". Y encima, por si era poco, la culpa de los entuertos se la echó a los que interpretan: "Dejen pues de imaginar, que no merece la pena especular todo el año sabiendo quién es la fea. ¡La crisis, la crisis, ésa es la tal Doña Cuaresma!".
Así que volviendo a la sardina, contó Gallardón que en su desdicha fue a pedir auxilio a los políticos. "Fuese a rogar un empleo al que mora en la Moncloa, mas sólo diole subsidio, el expediente que incoa". O sea, que de trabajar nada, en todo caso la ayuda de Zapatero de los 420 euros.
Luego, contó el disfrazado alcalde que "otros le daban consejo: 'Sé sardina emprendedora, pon negocio de conservas, asciende hasta directora". Hasta que fue el pez a pedirle consejo al propio Gallardón: "Moverse es bueno', díjole el del madroño, 'no hay zozobra si al igual que yo quedas bien tras tanto cambio, tanta obra", explicó con cierta ironía sobre sí mismo.
Y ahí quiso dar la exclusiva. Al parecer la sardina que fue un día a verle mutó en tiburón. "De nadie es sabido este hecho. [...] Vino a Cibeles a verme, mas dijo Nuria [su secretaria] muy cierta: 'Alberto, no la recibas, que la veo harto despierta'. Y en efecto, que mudada en tiburón mostró la aleta, y visto y no visto hizo su petición, ¡cuán indiscreta!". Y ahí redoble de tambores. "Te confieso alcalde, por ser tú, mi ilusión verdadera, que es ser, para los turistas del Manzanares, barquera".
Y así, los gallardonólogos expertos se pusieron manos a la obra e interpretaron aquella visita. Y recordaron que hace algunos meses fuentes del Consistorio aseguraron que Aguirre flirteaba con sentarse un día en Cibeles.
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