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El consumo de las familias vuelve a crecer tras dos años de retroceso

La reducción del gasto público y el hundimiento inmobiliario impiden la salida de la recesión - El Gobierno espera que el PIB se recupere este semestre

Alejandro Bolaños

La demanda de familias y empresas, vapuleada por la crisis económica, ha pasado a reanimación. En el tramo final de 2009, el gasto de los hogares españoles fue mayor que el trimestre anterior, algo que no había ocurrido en los dos últimos años. Y la inversión en bienes de equipo, el indicador más fiable de los planes de futuro de las compañías, creció por segundo trimestre consecutivo. Como ya había anticipado el Instituto Nacional de Estadística (INE) hace una semana y confirmó ayer, eso no bastó para que España saliera de la recesión. En tasa intertrimestral, el PIB perdió otro 0,1%. Pero da argumentos a los que, con el Gobierno a la cabeza, defienden que la recuperación, ahora sí, da sus primeros pasos. Aunque sean titubeantes.

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Los datos del INE sirven también para martillear que España, con siete trimestres consecutivos en recesión, será la última economía del G-20 en subirse a ese tren. Un salto que depende, en buena parte, del consumo. Como pasa en todas las economías avanzadas, el gasto de las familias es el motor de la demanda: en el caso español, equivale al 57% del PIB. Y en el cuarto trimestre del año pasado ofreció la primera señal positiva en esta crisis, con un crecimiento intertrimestral del 0,3%. La inversión en bienes de equipo pesa mucho menos, pero su avance (3,1% en tasa intertrimestral) es significativo porque anticipa que las empresas amplían su capacidad productiva, paso previo a la creación de empleo.

Al otro lado del espejo, en la oferta, la recuperación coge forma. El valor añadido de las empresas de servicios, que aportan más de la mitad del PIB, creció por segundo trimestre consecutivo, aunque fuera un tibio 0,2%. Y la industria, tras año y medio de penurias, se anota la primera tasa intertrimestral positiva (0,5%) desde principios de 2008. Y pese a esta batería de pequeños avances, la economía volvió a decrecer. Al derrumbe incontrolado de la inversión en viviendas (lleva año y medio perdiendo un 5% o más cada trimestre) se une esta vez el desfallecimiento del gasto público, que había servido hasta ahora de parapeto ante la crisis.

"De forma paulatina, la actividad privada toma el relevo del gasto público", fue la interpretación del secretario de Estado de Economía, José Manuel Campa. De la pérdida de pulso de la intervención de la Administración española, que en 2009 puso en marcha un cuantioso plan de ayudas, hay varias pistas en la contabilidad nacional. La más llamativa es la evolución del gasto en consumo de las administraciones públicas. Por primera vez desde 1996, esta partida decreció respecto al trimestre anterior. Y lo hizo de forma abrupta, con un descenso del 1,7%, sin parangón desde 1992.

El consumo de las administraciones públicas incluye la remuneración de los funcionarios y los gastos de funcionamiento. Y su retroceso no está relacionado con el plan para reactivar la economía, sino con una de sus consecuencias: el enorme déficit público. Es el reverso estadístico de las medidas de austeridad que se han empezado a poner en marcha para compensar, siquiera en parte, el vertiginoso crecimiento de otras partidas de gasto, como las prestaciones por desempleo o el pago de intereses de la deuda pública.

El rastro del recorte del gasto público se aprecia también en la inversión: las subvenciones del Gobierno a obras en los municipios permitieron mantener a flote la construcción de infraestructuras durante la primera mitad del año. Pero en los dos últimos trimestres de 2009, conforme las obras iban acabando, volvió a decaer. Y la perspectiva de que este año el respaldo público a la reactivación económica será menor trae de vuelta la incertidumbre. Más aún cuando el crecimiento de la demanda privada debe mucho a algunas de esas medidas: la subvención a la compra de coches es el ejemplo más notorio.

"No tememos ninguna recaída, prevemos una recuperación suave y sostenida", recalcó Campa en una conferencia de prensa. Una respuesta similar dio cuando se le inquirió por la evolución del sector exterior, que también plantea dudas. Desde 2008, el derrumbe de las importaciones (más intenso que el de las exportaciones) ha propiciado que el saldo fuera positivo. Pero en los últimos trimestres, la tendencia ha empezado a invertirse. Con la reactivación del consumo y la inversión, las importaciones de mercancías ya crecieron en el tramo final de 2009 a mayor ritmo que las exportaciones. Y el parón de la zona euro, principal cliente de España, complica el horizonte.

Como hiciera unas horas antes en el Congreso el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, Campa apostó por que se saldrá de la recesión en el primer semestre de este año y echó mano de datos de enero para reafirmarse en que la recuperación está a la vuelta de la esquina. Y en que la previsión de variación del PIB para 2010 (-0,3%) es correcta. El promedio anual de 2009 deja el mayor retroceso en más de medio siglo (-3,6%) y una dentellada enorme al mercado laboral. El INE estima que se perdieron 1,3 millones de puestos de trabajo a tiempo completo, lo que retrotrae el nivel de empleo al que había a mediados de 2004, cuando Zapatero llegó a La Moncloa.

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