"Quieren destruir mi trabajo con infamias"
Fatima Ghailan, presunta víctima del acoso de varios miembros de la comunidad musulmana de Cunit, lamenta el nulo apoyo de las instituciones
Fatima Ghailan, española de 31 años, musulmana de origen marroquí y mediadora cultural del Ayuntamiento de Cunit (Baix Penedès), presuntamente acosada por el imán local y tres miembros de la comunidad musulmana, estaba ayer abrumada por lo que considera una campaña de difamación en su contra. Así interpreta la sucesión de hechos que arranca con el silencio de la Generalitat sobre su caso; pasa por las octavillas que el PSC, partido en el gobierno municipal, distribuyó el miércoles por los buzones de Cunit en defensa de la alcaldesa, la socialista Judit Alberich, criticada por Ghailan, y culmina con las declaracines realizadas ayer por el portavoz del Consejo Islámico de Cataluña (CIC), Mohhamed Halhoul. Éste, en declaraciones a Catalunya Ràdio, achacó el "conflicto familiar" a "la falta de profesionalidad de la mediadora".
"Soy tan española como la alcaldesa", destaca la mediadora cultural
Según la instrucción judicial, los cuatro procesados pidieron a la alcaldesa que echara a Ghailan de su puesto de mediadora con la comunidad musulmana por considerarla demasiado laica. La alcaldesa, además, hizo gestiones para evitar la detención del imán, que, como los otros procesados, tiene una orden judicial de alejamiento de Ghailan y los hijos de ésta.
"Pretenden destrozar mi trabajo con infamias y la Generalitat ni se inmuta", lamentó Ghailan en declaraciones a EL PAÍS. "El PSC también insiste en que es un conflicto privado. Ocupo un cargo en la Administración pública. El imán es un cargo religioso en la mezquita. Que el PSC explique hasta qué punto es un asunto privado", sostiene.
El Departamento de Acción Social y Ciudadanía, dirigido por Carme Capdevila (ERC), ofreció apoyo a Ghailan en un comunicado. Es la primera reacción del Gobierno catalán casi tres semanas después de estallar el caso. El presidente de la Generalitat, José Montilla, se pronunció la semana pasada, pero para arropar a la alcaldesa. "El PSC se limita a dirigir actos de violencia indirecta contra mi persona, como las octavillas. ¿Puede un partido ir en contra de una trabajadora del mismo municipio? Fue mi hijo quien recogió las octavillas del buzón. ¿Hasta dónde quieren llegar?", añadió Ghailan ayer, molesta porque el PSC subraya en las octavillas de apoyo a la alcaldesa que el conflicto es "privado" y que se enmarca en "el fenómeno de la inmigración". "Soy tan española como la alcaldesa", asegura. "Viví 15 años en Marruecos y llevo 16 en Cunit. ¿Cuándo un inmigrante deja de ser inmigrante? ¿No deberíamos compartir las mismas leyes?", se lamenta sin considerar las declaraciones de Halhoul. "Ellos sabrán por qué me atacan", zanjó.
El portavoz del CIC aseguró en la entrevista radiofónica que el conflicto se limita a "un tema familiar" por culpa de "algún exceso" cometido por Ghailan. "No he dicho que hiciera mal su trabajo, pero ha tenido algún resbalón", precisó. Luego admitió desconocer las tareas que desempeña Ghailan, pero ello no evitó otro dardo: "Si hubo recogida de firmas quizá también haya gente en desacuerdo con la mediadora", dijo Halhoul respecto al documento con 90 firmas entregado a la alcaldesa para pedir el despido de Ghailan. El razonamiento de Halhoul dinamita la instrucción judicial, que se ha saldado con la petición de entre dos y cinco años de cárcel para los cuatro imputados. También burla las conclusiones del juez de El Vendrell, quien, tras tomar declaración a 16 testigos, concluye: "Los firmantes del documento no sabían lo que firmaban, no han tenido enfrentamientos con Fatima o relatan problemas de oídas o sin sentido". Para armar su conclusión, Halhoul confesó haberse informado "hablando sólo con gente de la mezquita".
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