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Columna
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'Los bingueros 2000'

Recuerdo que hicimos un sketch hace años en el cual el Gobierno reclutaba a dos chavales con especial gracejo para que se convirtieran en los nuevos Pajares y Esteso. La idea era retomar el concepto de una pareja cómica enfrentada a los problemas cotidianos de los españoles. En los años de la Transición, los Pajares y Esteso originales vivían historias relacionadas con el divorcio, la llegada de los socialistas al poder o la crisis del petróleo. En el siglo XXI, una versión recauchutada del dúo se enfrentaría al trasvase del Ebro o al auge y caída del mercado inmobilario. Lo que antes era Los energéticos pasaba a ser Qué locura de trasvase, por ejemplo.

De esto me he acordado porque hace poco leí que Mariano Ozores, director de las películas originales, tenía intención de hacer una secuela de la más popular de todas ellas: Los bingueros. Según Ozores, la situación económica actual tiene muchas similitudes con la imperante cuando la primera película fue rodada: crisis, paro, picaresca... El remake o secuela sería protagonizado por los mismísimos Andrés Pajares y Fernando Esteso, lo que supone el mayor cambio con respecto a la película primigenia: los problemas de los españolitos de a pie serán los mismos, pero Pajares y Esteso poco tienen que ver con esos prometedores actores cómicos que rompieron taquillas con películas como Yo hice a Roque III. Ozores argumentaba que su cine era muy popular, porque estaba basado en experiencias de la gente de la calle, en problemas reales, que podrían pasarle a cualquiera.

Ozores no es el único que ante la adversidad económica piensa en el humor como antídoto. No sé por qué hay cierta obsesión en relacionar "crisis" y "risa", como si fueran enfermedad y remedio. "La perfecta receta para la crisis" suele ser el reclamo de películas u obras teatrales cómicas en tiempos de recesión. Es cierto que los ahogos económicos buscan consuelo en la risa, pero el tipo de humor que se estila en estos tiempos es un poco de brocha gorda. Mi favorito: "No me quites más que pareces Hacienda...". Es como los carteles cachondos que hay en los bares: "Hoy no se fía, mañana sí" y demás. Pero sí que parece claro que ante las vacas flacas, una vía de escape es siempre bienvenida.

En esta época de recesión, el cine español parece vivir un reencuentro con el público. Películas como Celda 211, Ágora o Spanish Movie quizás tienen poco que ver con el cine de Ozores, pero sí han conseguido conectar con los espectadores como aquellas. ¿Le sienta bien la crisis económica a nuestro cine? Es posible, pero es maravilloso comprobar que aquí se hacen películas que encuentran un gran público. Y así, paso a paso, película a película, desaparecerá ese tópico de "esa película es tan buena que no parece española".

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