"No intentamos raptar niños"
Los baptistas de Idaho niegan que su intención fuera delictiva
Los 10 ciudadanos estadounidenses que fueron detenidos la noche del viernes por intentar cruzar de forma ilegal la frontera desde Haití a República Dominicana con 33 niños, no intentaban raptarlos, sino "ofrecerles un lugar seguro donde recibir alimentos y medicinas" y "salvarlos de ser presa segura de la lacra del tráfico de seres humanos", según dijo ayer el pastor Drew Ham, afiliado a una de las iglesias baptistas que organizó la misión.
"Estos fieles tenían en su poder documentación de un orfanato en Haití y de otro en República Dominicana, un recinto donde iban a llevar a los niños. Con esos papeles y con los niños, fueron a la frontera, donde se les informó de que necesitaban una autorización expresa del Gobierno haitiano. Cuando fueron a obtener ese permiso, les detuvieron. Nadie intentó cruzar la frontera ilegalmente", asegura Ham, de la iglesia baptista Valley Church, de Idaho, en conversación telefónica. "Es impensable que nadie pueda creer que esos ciudadanos fueran a raptar niños".
"La misión era la de proteger a menores del tráfico ilegal", alega un pastor
Antes de acudir a Haití, los baptistas habían difundido una hoja de ruta titulada "Misión de rescate de huérfanos haitianos", en la que decían que querían "rescatar huérfanos de Haití abandonados en las calles, hospitales improvisados u orfanatos desbordados en Puerto Príncipe y en las áreas circundantes, y llevarlos al Refugio Nueva Vida en Cabarete, República Dominicana".
Desde hace dos años, dos de las detenidas en Haití, Laura Silsby, de 40 años, y Charisa Coulter, de 23, habían planeado comprar un terreno y crear un orfanato en República Dominicana donde cuidar a niños huérfanos de Haití. Según dijo ayer el pastor Ham, "el terremoto las obligó a cambiar su misión de rescate, y a acelerar las gestiones". Los detenidos pertenecen a la fe baptista, una de las mayores denominaciones protestantes estadounidenses, a la que pertenece, entre otros, el ex presidente y enviado especial de la ONU para Haití, Bill Clinton.
Ayer, la Casa Blanca dijo que ahora depende de Haití si quiere juzgar a los 10 feligreses o si prefiere extraditarlos a EE UU. Washington ha rechazado ejercer el papel de intermediario diplomático, de momento, y ha dejado que las autoridades haitianas se encarguen del asunto. Hasta la fecha, el Pentágono ha movilizado 16.000 soldados en su misión de ayuda humanitaria. Esta semana precisamente se han retomado los vuelos de enfermos en estado crítico de Haití a EE UU, para que reciban atención médica.
La policía local reveló ayer que diversos ciudadanos haitianos confesaron que entregaron a sus hijos a los misioneros estadounidenses para ofrecerles mejores condiciones de vida que las de su país, devastado por el terremoto. "La iglesia en cuestión no se encuentra en el listado oficial de servicios de adopción", dijo ayer la consejera del Departamento de Estado Cheryl Mills, en conferencia de prensa. "Hay dos partes en todo proceso de adopción: una revisión de la situación de la familia por parte de EE UU y otra para asegurarse de que el niño está listo para ser adoptado. Cualquiera que no cumpliera esos requisitos debería haberse quedado en Haití".
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