La colección Daros, embajada de lujo del arte latinoamericano
La Ciudad Grupo Santander acoge a los creadores contemporáneos del continente
Una pantalla con un gran ojo sigue con la mirada al espectador mientras es observada. ¿Quién mira a quién? Más adelante, el aliento del visitante hace que aparezcan por unos instantes retratos de personas, antes invisibles, sobre la superficie de unos pequeños espejos circulares alineados en la pared. El arte latinoamericano es espectador y protagonista en la exposición Al calor del pensamiento, que se abre al público hoy en la sala de arte Ciudad Grupo Santander, en Boadilla del Monte (Madrid). Una selección de 70 obras de 22 artistas de la colección Daros, de Suiza, una de las más importantes especializadas en arte contemporáneo de ese continente. "El arte abre la mente", dice su director, Hans Michael Herzog. "Ése es el sentido de una exposición como ésta, que te ataque el virus del arte".
La exposición incluye piezas emblemáticas de los sesenta y setenta
Desde luego, el recorrido por las amplias salas está lleno de sorpresas. Junto a las obras citadas -Tensión superficial, del mexicano Rafael Lozano-Hemmer, y Aliento, del colombiano Óscar Muñoz- aparece un Ford Romero de 1955 recubierto de una especie de arpillera completamente pintada con motivos de flores y llena por dentro de rosas secas, de la mexicana Betsabé Romero. También recibe al visitante un mueble de madera con muchos cajones en forma de granada, del colectivo cubano Los Carpinteros. Estas piezas tienen una presencia física muy contundente, pero hay otras más sutiles, incluso invisibles, concebidas sólo para el oído, como Algo va pasando por encima de mi cabeza, del panameño Oswaldo Macià, que propone escuchar una composición sinfónica con los cantos de 2.000 pájaros de todo el mundo a través de 16 canales. "El lenguaje de los pájaros puede expresar su llanto o desesperación, pero a nosotros nos parecen sonidos hermosos", dice el artista. "Esta pieza es también una metáfora sobre la cacofonía que representa el exceso de información que recibimos".
La carrera, del panameño Humberto Vélez, es también una obra sonora. Consiste en unos altavoces a través de los cuales se retransmite una ficticia carrera de caballos con nombres tan improbables como Negro de Mierda, I have a Dream, Papi Rico o El Sida. "La radio sigue siendo muy importante en nuestros países. En La carrera quise trabajar con mi padre, periodista deportivo. Los nombres de los caballos intentan sacar del inconsciente la competitividad y el juego de poderes en la sociedad actual", explica Vélez.
Están representados artistas de distintas generaciones, entre los que están los argentinos Julio Le Parc (Mendoza, 1928), de amplia trayectoria internacional y uno de los principales nombres del Op Art y el Cinético de los años setenta, y León Ferrari (Buenos Aires, 1920), otra importante figura, hoy revalorizada.
Entre los otros nombres presentes se encuentran Liliana Porter, Marta Minujín, Doris Salcedo, José Damasceno, Carlos Amorales, Jorge Macchi, Cildo Meireles, Vik Muniz, Belkis Ayón, José Alejandro Restrepo, Marco Maggi, Leandro Erlich, Gonzalo Díaz y Miguel Ángel Rojas. Muchos de ellos habituales en las grandes citas internacionales del arte contemporáneo.
La colección Daros Latinoamérica, con sede en Zúrich y una sucursal en Río de Janeiro, consta de más de 1.300 obras. Aunque está centrada en los últimos 20 años, incluye piezas emblemáticas de los sesenta y setenta. "El arte latinoamericano tiene cada vez mayor visibilidad en el panorama actual", dice Herzog. Quizá porque es un arte que mira directamente a los ojos.
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