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Las consecuencias de la crisis | El impacto territorial del desempleo

La costa mediterránea sufre su año negro laboral por la construcción y el turismo

La mitad de los empleos destruidos se centra en Cataluña, Valencia y Andalucía

Luis Doncel

Allí donde el ladrillazo pegó más fuerte, donde la construcción fabricó más millonarios y donde más inmigrantes llegaron al calor del crecimiento desmesurado, es donde la explosión ha sido más virulenta y donde ha dejado el reguero más dramático, formado por los cientos de miles de personas que se quedaron sin trabajo el año pasado. Las comunidades del Mediterráneo -Andalucía, Murcia, Comunidad Valenciana y Cataluña- y Canarias volvieron a sufrir en 2009 el golpe de la crisis de la construcción, como ya había sucedido el año anterior. Pero, por si fuera poco, el año pasado se sumó el frenazo de los servicios -capitaneado por el turismo-.

Así, tan sólo en Cataluña, la Comunidad Valenciana y Andalucía se destruyeron el año pasado 635.000 empleos, más de la mitad de los puestos de trabajo que se volatilizaron en toda España, según la Encuesta de Población Activa del cuarto trimestre de 2009 que hizo pública ayer el Instituto Nacional de Estadística.

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La región de Madrid, muy afectada por el desplome de los servicios y de la construcción, suma a la lista de desastres otros 160.000 hombres y mujeres que no están obligados a levantarse por las mañanas para ganarse la vida. El año 2009 se saldó con la destrucción de 450.000 empleos en los servicios, 378.000 en la construcción y 360.000 en la industria. La agricultura se salvó de la quema con 21.000 trabajadores menos. "La construcción ya no explica por sí sola unas cifras tan malas. El sector servicios ha sido en este año el factor fundamental para la crisis del empleo. Además, los datos del último trimestre son ligeramente peores de lo que esperábamos", añade Sara Baliña, de Analistas Financieros Internacionales.

Más allá de la contabilidad de cuántos puestos de trabajo menos hay ahora que hace un año, un simple vistazo a las tasas de paro por comunidades asusta. Porque en dos comunidades -Canarias y Andalucía- una de cada cuatro personas que desea trabajar no encuentra la forma de hacerlo. La del 26% es una tasa de paro impropia de países desarrollados, inimaginable en la gran mayoría de países desarrollados. A su lado conviven autonomías como Navarra, País Vasco, Aragón, Asturias, Castilla y León, Galicia, La Rioja y Madrid, todas ellas con un paro por debajo del 10%.

Ni una sola comunidad autónoma se salvó del repunte del paro el año pasado. El mayor incremento se dio en la Comunidad Valenciana, con 194.400 parados más. Le siguieron Cataluña, Andalucía y Madrid. Los menores crecimientos se dieron en La Rioja y Navarra, con tan sólo unos miles de parados más. La ocupación cayó el año pasado en todas las regiones excepto en Melilla. Pero en este aspecto es donde se atisba una luz que puede dar lugar al optimismo. Porque por primera vez desde que comenzó la crisis, en el último trimestre de 2009 el número de ocupados aumentó en tres comunidades (Madrid, Andalucía y País Vasco, además de Melilla). Estos tímidos brotes verdes no se ven ni por asomo en Cataluña. Allí, hay ahora más de 60.000 ocupados menos que en octubre del año pasado y 35.000 parados más.

Esta debacle laboral explica un dato llamativo que se desprende de la estadística del INE. Tanto la población mayor de 16 años como el número de ocupados descendió en Cataluña a lo largo del último año. "En algunas comunidades, esto se puede explicar por las escasas perspectivas laborales de los inmigrantes, que son más proclives a cambiar de residencia en función de la coyuntura que los españoles nacidos aquí", explica Florentino Felgueroso, investigador de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea).

En menor medida que Cataluña, pero comunidades como Castilla y León, País Vasco, Galicia, Aragón, Asturias y La Rioja también han visto decrecer su población adulta a lo largo de 2009.

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Sobre la firma

Luis Doncel
Es jefe de sección de Internacional. Antes fue jefe de sección de Economía y corresponsal en Berlín y Bruselas. Desde 2007 ha cubierto la crisis inmobiliaria y del euro, el rescate a España y los efectos en Alemania de la crisis migratoria de 2015, además de eventos internacionales como tres elecciones alemanas o reuniones del FMI y el BCE.

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