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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Las hieles de Irak

Las investigaciones británica y holandesa iluminan las trampas que justificaron la invasión

Los entresijos políticos que precedieron a la invasión de Irak van quedando al descubierto. Un informe oficial en Holanda y una comisión de investigación en Reino Unido, en la que deberá comparecer el ex primer ministro Tony Blair el próximo día 29, coinciden en un punto: la decisión de intervenir en Irak fue previa a los argumentos con los que los protagonistas trataron de justificarla ante sus respectivas opiniones públicas. El informe holandés no deja lugar a dudas: el entonces ministro de Asuntos Exteriores, premiado luego con la Secretaría General de la OTAN, Jaap de Hoop Scheffer, manejó el asunto con casi total autonomía respecto del primer ministro Peter Balkenende. En el caso británico, sin embargo, fue Blair quien asumió la responsabilidad de la invasión, con ayuda de su director de Comunicación, Alastair Campbell.

El informe holandés y lo que se va sabiendo en la comisión británica coinciden, además, en un segundo aspecto: ambos Ejecutivos manipularon los documentos que recibían de sus respectivos servicios secretos, dándolos a conocer selectivamente. Ni en un caso ni en otro se utilizaron como instrumentos para adoptar la decisión de invadir Irak, sino como medios privilegiados de propaganda a su favor. No fueron los únicos Gobiernos que coincidieron en esta manera de proceder; también lo hizo la Administración estadounidense de Bush, que además trató de condicionar la posición del Consejo de Seguridad pasando por encima del trabajo de los inspectores de Naciones Unidas dirigidos por Hans Blix.

Las investigaciones en Holanda y Reino Unido tratan de esclarecer no sólo un escándalo político que afecta a sus antiguos Gobiernos, sino un gravísimo desafío a la paz y la seguridad internacionales que está en el origen de muchos de los problemas actuales y que, para llevarse a cabo, tuvo que burlarse de los procedimientos y los controles democráticos internos. El cuadro de lo que pasó no estará completo hasta que otros responsables de uno de los conflictos más inútiles e insensatos en muchas décadas den explicaciones de qué hicieron y por qué lo hicieron, como el ex jefe de Gobierno español Aznar o el actual presidente de la Comisión Europea, Durão Barroso. En su día quisieron lo que imaginaron como las mieles de las Azores, y se difuminan ahora, cuando llegan las hieles de la investigación.

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