Sabor de siempre, estilo renovado

Quinta generación de hosteleros riojanos, Francis y José Félix Paniego simbolizan la difícil transición entre el pasado y el futuro. Una tradición que ha encumbrado su hotel-restaurante hasta obtener la única estrella Michelin de la región y unas expectativas de refundación culinaria y arquitectónica cuya primera piedra ya lo ha situado entre las mecas preferidas del turismo en España. La remodelación inicial de su fachada ha sacado el edificio al exterior y atraído a la población de Ezcaray hacia el interior. El nuevo restaurante, El Portal de Echaurren, suma adeptos entre los aficionados al esquí en la estación invernal de Valdezcaray -a 17 kilómetros- y entre los habituales del enoturismo en La Rioja. Sus jóvenes impulsores imparten doctrina a través de Facebook, lo que les ha hecho merecedores de figurar en el elenco de ponentes en la actual edición del certamen gastronómico Madrid Fusion.

Todo comenzó en 1698, cuando se abrió una parada de postas frente a la iglesia de Ezcaray, en pleno valle del río Oja. En 1861, Pedro Echaurren y su mujer, Andrea García, adquirieron la venta y la adecuaron a las necesidades de los viajantes de su época. En 1957, su nieta, Marisa Sánchez, lo puso en el mapa gastronómico gracias a sus guisos caseros y a la incorporación de antiguas recetas riojanas. Hoy, Francis y José Félix han extendido el negocio a otro comedor informal (El Comilón), el restaurante de vanguardia y un proyecto de minimalización de las habitaciones cuyo punto de partida ha sido la renovación del vestíbulo, el ángulo de recepción y la terraza, enmarcada en una puerta corredera de madera clara. Ese gusto por la geometría rectilínea y los materiales de calidad será continuado en breve en las dos plantas de dormitorios y en la terraza trasera, que será cubierta con una envoltura acristalada y en la que se convocarán banquetes y reuniones.

La joya de la corona continúa siendo el comedor tradicional que, con un precio medio de 40 euros por persona, exige reserva previa en fines de semana. A quienes pernocten, los Paniego les agasajarán al día siguiente con tres tipos de desayuno: el corporativo, con acceso a Internet incluido; uno pequeño a la carta, y el menú degustación, con aportaciones de vanguardia. Un servicio de toda la vida se esfuerza en no defraudar las expectativas de una clientela igualmente parroquiana y de toda la vida.