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Las grandes cadenas miran bajo sus alfombras

Rosario G. Gómez

La invasión de las radios pirata ha sido denunciada sin descanso por las radios legales. Actúan desde la total impunidad y sus efectos son visibles. No pagan impuestos, desestabilizan el sector, causan interferencias, desorientan al oyente, distorsionan el mercado publicitario y ponen en riesgo el futuro y la viabilidad técnica de las emisoras legales. Pero siguen en el aire.

En 2004 había una radio legal por cada tres ilegales. La Asociación Española de Radiodifusión Comercial (AERC) contabilizó ese año 2.928 irregulares frente a 1.191 regulares. El noviembre de 2009, el problema seguía vivo. "El caos es de tal calibre", dijo entonces el presidente de Onda Cero, Javier González Ferrari, "que, en ocasiones, a quienes operamos legalmente no nos ha quedado otra salida que bordear los límites del terreno de juego para defendernos". Esa salida ha pasado por seguir los pasos de las clandestinas y ocupar algunas frecuencias por las bravas. Ferrari admitía la predisposición de las cadenas privadas a limpiar "debajo de sus alfombras" siempre y cuando las administraciones -estatal, autonómica y local- pusieran coto a la piratería.

Más información
El mapa de la radio 'pirata'

El nuevo Plan Técnico Nacional, que se aprobó hace más de dos años, parecía la llave para solucionar la anarquía instalada en el dial. No ha servido para limpiar las ondas ni para reordenar el sector.

Más de 800 licencias

Teóricamente, las comunidades deberían haber concedido las más de 800 licencias de frecuencia modulada contempladas en dicho de plan. Pero cada una ha ido por libre. Sólo siete han adjudicado las concesiones, cinco están pendientes de ejecución y seis ni siquiera han convocado el concurso.

Las emisoras ilegales se han organizado formando redes similares a las de las grandes cadenas, que tienen cobertura prácticamente nacional. Una de las irregularidades más flagrantes denunciadas por la Asociación Española de Radiodifusión Comercial (AERC) en 2004 era Hit Radio, una minicadena montada alrededor de 40 frecuencias piratas. A partir de una sola licencia legal, Somos Radio orquestó una red de 32 ilegales y la católica Radio María difundía su programación hace ya cinco años a través de otras tantas estaciones irregulares.

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