El control sobre la repatriación de dividendos sigue vigente
La devaluación del 50% del bolívar decretada por el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, no supondrá el final del régimen de control de cambios que opera en el país y que impide el libre movimiento de capitales. De ese modo, el Gobierno seguirá teniendo la llave para que las filiales de empresas españolas paguen dividendos a sus matrices. Los controles, y tal vez la modorra burocrática para llevar a cabo la conversión y repatriación de los beneficios obtenidos en Venezuela por las empresas extranjeras, seguirán siendo los mismos.
Desde febrero de 2003 hasta hoy, rige en Venezuela un férreo control de cambios que, según el Gobierno, tiene como objetivo primordial evitar la fuga de capitales. La Comisión Nacional de Administración de Divisas (Cadivi) es el ente del Estado encargado de procesar todas las solicitudes para la conversión de moneda, bajo parámetros muy concretos de los que no escapan las empresas extranjeras que operan en el país. Éstas están en la obligación de demostrar el origen de sus ganancias y, tras el papeleo contemplado en los acuerdos de inversión, solicitar luego a la Cadivi la repatriación de dividendos; completar todo este proceso puede tomar años.
"Desde hace dos o tres años, la Cadivi no autoriza las solicitudes de casi nadie, ni de las empresas españolas. De las colombianas, menos, y a las estadounidenses no les liquidan un dólar desde hace tres años", explica José Guerra, ex gerente de investigación económica del Banco Central de Venezuela. Las compañías brasileras y chinas han corrido con mayor suerte.
Pérdidas millonarias
En el caso de España, grupos como Telefónica y BBVA están a la espera de la repatriación de beneficios y dividendos de los años 2006, 2007 y 2008. Ese capital, que había sido calculado sobre la base del tipo de cambio anterior -de 2,15 bolívares fuertes por dólar- Chávez lo redujo el viernes en la noche a la mitad, de un solo plumazo, al decretar que el valor de cada dólar para importaciones y operaciones no esenciales sería de 4,30 bolívares fuertes por dólar.
Bajo las nuevas circunstancias, cuando Telefónica sea autorizada a colocar en España los bolívares fuertes en ganancias que obtuvo por sus operaciones de los últimos años en Venezuela, ya no recibirá los 1.400 millones de euros que había calculado, sino 700 millones de euros, con suerte. La pérdida de dividendos supera de largo los 1.000 millones si se tienen en cuenta los dividendos que hubiera podido pagar con los beneficios de 2009.
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