Italia sólo permitirá un 30% de alumnos extranjeros en las aulas
El Gobierno toma la polémica medida para "evitar la formación de guetos"
El Gobierno italiano ha decidido limitar el número de alumnos extranjeros en todos los cursos de la enseñanza obligatoria. A partir del próximo año escolar, los estudiantes foráneos no podrán superar el 30% del total de sus clases, según la recomendación enviada a las escuelas por el ministerio de Educación. El límite se implantará de forma gradual, desde los primeros cursos de primaria y de secundaria. Según la ministra de Educación, Mariastella Gelmini, la medida se toma para favorecer la "integración", porque gracias a ese límite se evitará la formación de "clases-gueto formadas sólo por alumnos extranjeros".
La ministra considera que "la presencia de extranjeros en la escuela italiana, a menudo concentrada en algunas clases, no es ciertamente un problema de racismo sino una cuestión didáctica". A su juicio, "lo saben bien las madres que ven las clases de sus hijos avanzar a dos velocidades". El ministerio se compromete, aunque sin dar cifras, a dar más recursos financieros a los colegios con un número más elevado de extranjeros, y a los que tengan que poner en marcha clases adicionales para reforzar las competencias lingüísticas de los alumnos. El tope del 30% podrá elevarse o reducirse en función del nivel en lengua y cultura italiana que tengan los alumnos inmigrantes.
"Es una iniciativa peligrosa y racista", según Italia de los Valores
"El colegio tiene que ser un lugar de integración", insistió Gelmini, quien asegura que las escuelas están "preparadas para acoger a todas las culturas y niños del mundo". "Al mismo tiempo, la escuela italiana debe mantener con orgullo las propias tradiciones históricas y enseñar la cultura de nuestro país", añadió.
El Partido Democrático, principal grupo de oposición, juzga "justa" la preocupación de evitar las "clases-gueto", pero cree que el techo del 30% no resolverá el problema. Según la diputada Livia Turco, los colegios y los profesores necesitan "financiación extraordinaria" para dar cursos extra de lengua y cultura y fomentar la relación con las familias inmigrantes para que la escuela sea realmente "intercultural".
El más crítico con la decisión es el líder de Italia de los Valores, Antonio di Pietro, que calificó la propuesta como "peligrosa y racista". "Es peligrosa porque en nombre de la salvaguardia de la especie y la identidad nacional, en el pasado [el fascismo] hemos cometido bárbaras atrocidades".
La norma parece pensada sobre todo para aplacar las quejas del próspero norte del país, donde la Liga del Norte impone cada vez más sus criterios xenófobos ante la presencia creciente de inmigrantes. La Liga ha lanzado la idea de dar las clases oficiales en dialecto, y reclama aulas separadas para los extranjeros. Ayer, la formación padana aplaudió la medida de Educación, y aseguró que era una pretensión suya.
Las cifras del sindicato CGIL indican que el número de alumnos extranjeros en las aulas italianas no supera el 7% del total. En el curso 2008-2009, hubo 650.000 alumnos no italianos matriculados, procedentes de 150 países. Estos datos son engañosos, ya que los hijos de inmigrantes nacidos en Italia no pueden acceder a la nacionalidad hasta los 18 años, en virtud de la ley de ciudadanía, hoy en discusión.
En Cataluña, la Generalitat ha aprobado por ley que los centros no puedan superar un nivel máximo de inmigrantes y que si se rebasa deberán distribuirse por otros centros de la zona. Falta concretar el porcentaje máximo a través de un decreto.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.