Cuestión de prejuicios
La continuidad de Díaz Ferrán en su cargo da pie a la extensión de determinados prejuicios relativos a los empresarios. Se afirma que es típico del empresario español quebrar la empresa, no pagar a sus trabajadores, estafar a sus clientes, dar pelotazos y evadir impuestos.
Frente a esos tópicos, cabe recordar que buena parte del PIB y del empleo en este país es atribuible a pequeñas y medianas empresas, cuyos intereses, por cierto, no siempre son defendidos eficazmente por la CEOE. Como en tantos otros casos, mi empresa ha creado, en cuatro años, 12 puestos de trabajo, todos ellos estables, y estamos atravesando la crisis sin reducir la plantilla. Es una lástima el menosprecio y la ignorancia con la que se contempla a la empresa privada desde ciertos ámbitos de la izquierda y de la función pública.
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