El hospital de la Princesa reduce un 40% la cifra de cirujanos vasculares
El jefe de psiquiatría de Arganda anuncia a los médicos que la unidad cerrará
El hospital universitario de la Princesa prescindirá de dos cirujanos de los cinco que tiene en su sección de cirugía vascular. Además, el personal y familiares de enfermos de la unidad de psiquiatría del hospital del Sureste, en Arganda del Rey, revelan que la unidad está envuelta en un proceso de cierre, una noticia que la Comunidad se precipitó a desmentir.
Esperanza Aguirre se acercó en Navidad a mostrar su gratitud y reconocimiento al personal que trabajaba en los hospitales públicos regionales. En una polémica constante en torno a la sanidad pública, la presidenta quiso felicitarles por su "dedicación, profesionalidad, ilusión, alegría y cariño" hacia los enfermos. Unos días antes el Colegio de Médicos de Madrid, poco dado a criticar al Ejecutivo regional, anunció el "descontento generalizado" de los médicos de la sanidad pública, y mentaba la posibilidad de una huelga.
Sanidad atribuye la no renovación de dos médicos a "un expediente"
El hospital más cercano al del Sureste, el Marañón, está a 30 kilómetros
La situación no la ha mejorado el anuncio de que los contratos de dos cirujanos de la Princesa no se renovarán en enero de 2010. Los dos llevan trabajando tres y seis años con contratos de eventuales en la sección de cirugía vascular, adjunta al servicio de cardiología. El 18 de diciembre recibieron el aviso de que, en contra de lo que venía sucediendo cada seis meses, esta vez no se les renovaría el contrato. La jefa clínica y dos adjuntos continuarán ocupándose de la sección, en un hospital al que están asignados 500.000 pacientes. Según un portavoz de Sanidad, "el servicio puede absorber la demanda". El departamento argumenta que la no renovación se debe a la apertura de "una información previa a un expediente", pero no ha querido aclarar a qué motivo responde. La Federación de Médicos y Titulados Superiores de Madrid (FEMYTS) denuncia que este proceso es posterior al anuncio de la no renovación, y que refleja un intento de justificar un recorte de personal encubierto porque los puestos no podrán ser legalmente cubiertos por nadie más. En los presupuestos de 2010, pese a que la Comunidad lo negaba, se recogían recortes en el personal sanitario. La Princesa es el que más perdía: pasa de 2.210 a 1.933, un 12% menos.
Mientras, en Arganda del Rey la unidad de psiquiatría del hospital del Sureste vive amenazada desde el 22 de diciembre. Ese día el jefe de servicio comunicó a los adjuntos que el 29 se celebraría una reunión para hablar del cierre de la unidad. Después de que personal y familiares de enfermos se movilizaran ayer, anunciando una concentración frente al hospital hoy, la consejería anunció que "es categóricamente falso que se vaya a cerrar la unidad". Sobre la reunión no ha querido suministrar datos "por tratarse de un asunto interno del hospital".La sección de cirugía vascular pasará en una semana de cinco a tres cirujanos. "Una cantidad que no es suficiente", protesta Jesús Prieto, delegado sindical de FEMYTS. Según Prieto, los expedientes informativos en los que la Comunidad se escuda para explicar la no renovación de los cirujanos "no existía hace ocho días, o al menos no se le comunicó a los médicos ni a sus representantes".
La noticia ha sido muy mal recibida en la Princesa, donde planea la impresión de que la decisión de no contar con el 40% de los cirujanos vasculares responde a motivos económicos. Por el hospital circula una petición (que están firmando los médicos estos días) para que la consejería se retracte y elabore "un nuevo contrato similar o, a ser posible, de mejor calidad que el que hasta ahora tenían" los médicos. En la petición se detalla que la labor de los dos cirujanos ha sido imprescindible para lograr "un desarrollo completo de la cobertura asistencial en la especialidad de angiología y cirugía vascular", subrayando que el hospital y el área de salud presentaban en ese ámbito "un retraso notable respecto a otras áreas de población; en algunos casos de más de 30 años". La nota no incluye ninguna referencia al expediente informativo que pesa sobre los dos cirujanos, puesto que hasta ayer no se reveló su existencia. En Internet, profesionales como José Melón, ex cirujano cardiovascular del hospital, han colgado cartas de protesta denunciando que el servicio se ha ido "deconstruyendo poco a poco".
La unidad de psiquiatría del hospital del Sureste, uno de los nuevos hospitales de la Comunidad, abierto en 2008 y gestionado por la empresa Phunciona Gestión Hospitalaria, está más acostumbrada a los escándalos. Un informe de la Inspección de Trabajo publicado por este periódico en mayo llamaba la atención sobre la falta de personal, que podía desembocar en problemas de seguridad. También alertaba sobre un grave déficit de medios, señalando que "les faltan sillones y las habitaciones tienen objetos cortantes", algo prohibido en esa clase de unidades con enfermos propensos al suicidio. No era la única deficiencia. Por ejemplo, en la UCI, "los trabajadores tapan los conductos de salida de aire con cartones porque incide sobre las camas de los pacientes", las barandillas de las camas en urgencias se caen y "han de sujetarlas con vendas", "no disponen de pies de suero ni biombos" y "hay goteras y filtraciones de agua".
La unidad de psiquiatría abrió con la promesa de 17 camas, pero en la práctica cuentan con nueve. Francisca Donoso, familiar de uno de los internos, denunció ayer en la cadena SER que hace más de un año se retiraron las persianas después de reconocer que los enfermos podían utilizarlas para lesionarse. Desde entonces no se pueden ensombrecer las habitaciones. "Si realmente clausuran la unidad, tendremos que llevar a los pacientes al Gregorio Marañón, a 30 kilómetros de aquí", protestaba una usuaria.
"Los que trabajamos desde hace tiempo en Sanidad ya nos conocemos estas campañas para desmontar servicios", explican miembros del personal que no quieren revelar su identidad. En la unidad trabajan ocho enfermeros, ocho auxiliares, cuatro médicos y una supervisora.
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