"Mi deber es devolver a mi país algo de lo que he aprendido"
A los 14 años de haberse lanzado a la política internacional, primero como secretario general de la OTAN y luego como alto representante para la Política Exterior y de Seguridad Común, Javier Solana (Madrid, 1942) ha regresado a España. Y lo primero que ha hecho el Gobierno es encargarle que pilote la elaboración de la estrategia española de seguridad, un documento sin precedentes en España que pretende identificar los riesgos a los que se enfrenta la sociedad española y los medios con los que hacerle frente. A partir de un enfoque global, que incluya desde las amenazas derivadas del cambio climático a la garantía del suministro energético; y desde una perspectiva europea, pues no en vano Solana fue el padre de la estrategia de seguridad europea, aprobada en 2003 y revisada en 2008.
"No estoy en la política, pero sí en el servicio público"
"No voy a ocupar ningún cargo ni a cobrar. Voy a hacer un encargo"
"La propuesta del presidente Zapatero es avanzar hacia una concepción más moderna de la seguridad, que vaya más allá del clásico enfoque militar y entienda que, en un mundo globalizado, se trata de una cuestión que afecta a todos y no sólo a una parte de la sociedad", explica en una conversación con EL PAÍS.
Pregunta. ¿Y qué competencias tendrá su cargo?
Respuesta. Es que no voy a ocupar ningún cargo ni a cobrar ningún sueldo. No me convierto en ministro ni tengo ningún rango administrativo. Es más bien una encomienda, un encargo. También en otros países se ha recurrido, para impulsar procesos similares, a gente que estaba fuera de la Administración.
P. ¿Y en qué consiste el encargo?
R. En coordinar las aportaciones de todo aquellos que tengan algo que decir, tanto desde el sector público como desde el privado, sabiendo que todas las sugerencias son bienvenidas pero que, al final, nuestro trabajo se plasmará en un documento que tendrá que ser aprobado por el Gobierno y remitido al Parlamento. Ellos son los que tienen la última palabra.
P. El plazo que le han dado, hasta noviembre de 2010, coincide con la fecha prevista para aprobar el llamado "nuevo concepto estratégico" de la OTAN.
R. Ahora que lo dice, es verdad que se da esa coincidencia, pero no se ha hecho buscando que haya una relación.
P. ¿Y cuántos años tiene que durar esa estrategia?
R. No lo sabría decir, depende de muchos factores, pero no son documentos que se cambien cada año, son faros que deben iluminar con luces largas.
P. ¿Tuvo alguna duda cuando le ofrecieron esta tarea?
R. No, porque creo que mi deber, como ciudadano, es devolver a mi país algo de lo que he aprendido. Si puedo poner mi granito de arena, cooperar con mi experiencia, no diré que sea un honor... porque puede sonar pomposo, pero sí una satisfacción. No estoy en la política, pero sí en el servicio público.
P. ¿Siente el vértigo del jubilado después de tantos años de frenética actividad política?
R. No me ha dado tiempo. Hace menos de un mes que dejé el puesto [le sustituyó la británica Catherine Asthon el pasado día 1] y aún estoy de mudanza. Pero no voy a dormirme. Intentaré hacer todo lo que pueda en el campo de la universidad, el asesoramiento público y privado, en las materias que conozco y mientras el cuerpo aguante.
P. Usted deja Europa cuando está a punto de ponerse en marcha el Servicio Exterior Europeo...
R. Me parece un éxito que estemos en condiciones de poner en marcha ese servicio, porque va a abrir una perspectiva nueva sobre el papel de Europa en el mundo...
P. La cumbre de Copenhague ha demostrado que Europa no puede nada frente a la negativa de Estados Unidos y China
R. El papel de Europa ha sido muy importante en la dinámica que ha llevado a plantearse la lucha contra el cambio climático. Nosotros somos los líderes en avanzar. Otros son los líderes en frenar. No podemos echar a los europeos la culpa de que no se avance. No sería justo.
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