Gallardón cobrará deudas al Estado y la Comunidad descontándolas de tributos

La mayoría del PP no dejaba lugar a otro escenario así que, según lo previsto, ayer se aprobó el presupuesto municipal más bajo de los últimos tres años. Son 4.952 millones de euros, el 4,21% menos que el ejercicio anterior. La bancada popular se negó además a incorporar 52 propuestas de IU y 319 del PSOE. Eso sí, aprobó una proposición para descontar de los tributos que transfiere a Estado y Comunidad 70 millones de euros que estas administraciones deben al Consistorio.

Las discusiones se centraron en el derroche que, según la oposición hace el Ayuntamiento de las partidas públicas. Especialmente a través de los 37 millones de euros que tiene presupuestados para continuar la reforma del Palacio de Cibeles. Ahí coincidieron los concejales Daniel Morcillo (IU) y David Lucas (PSOE). Una remodelación que, por cierto, confesó el edil de Hacienda, Juan Bravo, no hubiera acometido en estos momentos. Y no es de extrañar pues anda ya por el doble de lo presupuestado (unos 85 millones de euros más los 400 que costó el edificio).

El alcalde pide en su discurso navideño dinero para seguir prestando servicios

Pero eran otros tiempos y había dinero. Como ahora no lo hay, el PSOE propuso la creación de una tasa a los cajeros automáticos de 300 euros anuales por invadir el espacio público. Algo que, dijo reiteradamente su portavoz, David Lucas, ya hace Barcelona. Pero resulta que se equivocó y la capital catalana no lo hace y le costó el error a Lucas el escarnio de los populares. El socialista se defendió diciendo que es que lo había leído en un artículo en Internet, porque resulta que no había llamado a sus colegas de Barcelona para preguntar. Así que Bravo le regaló dos libros: El arte de la mentira política, de Jonathan Swift y ¿Es conveniente engañar al pueblo?, de Condorcet.

El PP aprobó también una propuesta que permitiría al Ayuntamiento cobrarse los 70 millones que le deben Comunidad y Estado evitando pagarles esa cantidad en obligaciones tributarias. Es decir, como las grandes administraciones no le han devuelto lo que le corresponde de su participación en grandes impuestos, el Ayuntamiento deja de transferirles esa cantidad en el futuro. El asunto puede acabar en los tribunales.

Y cómo es Navidad, y el tema central es el dinero, Gallardón se acordó en su discurso (colgado en www.munimadrid.es) de lo que cuesta mantener los servicios cuyo importe "debería recibir con carácter estable de otras administraciones". O sea, que no quiere seguir cargando con los gastos impropios. En ese discurso, balance a vista de pájaro del 2009, no hizo ninguna referencia al principal esfuerzo de este Ayuntamiento en los últimos tres años: la fallida y reiterada intentona olímpica.