_
_
_
_
_

El líder de USO inicia una huelga de hambre por la continuidad de su empresa

El secretario general del sindicato USO Euskadi, Juan María Vicente, inició ayer una huelga de hambre para exigir la puesta en marcha del plan acordado hace dos años entre la dirección de la fundición en la que él mismo trabajaba (Fundifes) y los empleados para salvar la actividad de la empresa. Ese plan basaba la supervivencia de la firma en la venta de los terrenos de una vieja factoría que ésta tenía en Durango (Vizcaya). Vicente denuncia que el Ayuntamiento de esta localidad no ha hecho nada para recalificar este suelo en dos años y que con ello "bloquea" la puesta en marcha de este plan social de viabilidad que daría empleo al menos a cien personas.

Antes de 2006, las empresas Otsaila y Fundifes, dedicadas a la fundición de acero para vehículos, daban trabajo en sus dos plantas a unos 220 trabajadores. En 2007, su pésima situación económica las llevó a un proceso de liquidación, pero un acuerdo entre la administración concursal y los trabajadores permitió elaborar un plan social, aprobado por el Gobierno vasco, que debía garantizar el trabajo a más de la mitad de la plantilla de ambas sociedades en una única planta, en Vitoria.

Para financiar el relanzamiento de la empresa, los trabajadores tenían que poner 9,9 millones de euros. Esa cantidad que, evidentemente, no poseían, se aportaría mediante una hipoteca ligada a la recalificación y venta del suelo de la empresa en Durango, cedido a los trabajadores. La operación fue diseñada y supervisada por los asesores, arquitectos y juristas contratados por los empleados y la administración concursal. Según Vicente, hay acuerdo entre éstos y los técnicos municipales de Durango, "pero ha faltado que la alcaldesa [Aitziber Irigoras, PNV] haya liderado el proyecto".

Pérdida de oportunidad

El propio secretario general de USO reconoció ayer que la tardanza ha supuesto una "pérdida de oportunidad", dada la mala situación del mercado inmobiliario. "Había muchas posibilidades de que el proyecto hubiera funcionado. Los trabajadores estarían ya en Vitoria", explicó con cierta melancolía, antes de reafirmar su confianza en que el plan pueda aún salir adelante.

No todos los trabajadores opinan igual. ELA se ha desmarcado de este plan que sí suscriben UGT y CC OO y reclama un nuevo acuerdo y el cumplimiento estricto del plan social con independencia del proceso de recalificación. El de la división no es el único problema de los trabajadores; a la mayoría se les han agotado ya las prestaciones por desempleo, según recordó Vicente: "Algunos han perdido sus casas".

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_